La Paz, 30 de noviembre (Rosio Flores, Urgentebo.com).- Ayudar a las víctimas de trata de personas, generalmente mujeres, es su principal reto. Ella es una convencida de que el compromiso de un policía con la sociedad es mayor al que tiene con su propia familia. Hoy, Gabriela Coca desempeña el cargo de jefe de la División de Trata y Tráfico de Personas de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de La Paz, donde hace frente a diferentes hechos dramáticos.
Debe mostrar fortaleza al momento de organizar a su equipo para realizar una investigación u operación, pero admite que muchas veces le fue inevitable derramar lágrimas por la gravedad de los casos, sobre todo los de pornografía infantil. Uno de los casos más recientes y fuertes es el protagonizado por un militar que presionó a sus alumnas para grabar vídeos o hacer fotos. Ella investigó el asunto.
“Esos casos de pornografía infantil me han desestabilizado porque son cosas inimaginables y aberrantes que uno no piensa que un ser humano sea capaz de dañar a otra persona, más si es un niño. Una persona que no ha visto estos casos, no se puede imaginar el nivel de violencia que utilizan sobre los niños para poder producir pornografía. Esas situaciones a mí me han marcado mucho”, expresó.
En el reciente caso, el uniformado, hoy detenido, era parte de una red internacional. Bolivianas eran sometidas para que hagan pornografía.
La teniente Coca es policía por seguir los pasos de su hermano mayor, quien también pertenece a la institución del orden. Egresó de la Academia Nacional de Policías el 2006 y al poco tiempo fue designada como investigadora de la división de Trata de Personas. Se encuentra en dicha repartición desde hace 11 años, algo inusual en la institución, por lo que ella tiene conocimiento y experticia en la especialidad.
Para la teniente Coca, es difícil desempeñar su función como profesional, pues también es esposa y madre de dos niñas. Dice que no le da el tiempo suficiente a su familia porque la función que desempeña requiere de un trabajo de más de ocho horas, incluyendo los fines de semana y feriados.
“Todo tiene su sacrificio, y cuando uno entra a la institución policial asume un compromiso institucional, personal y con la sociedad. Desde el momento que inicié mis estudios, desde que egresé, he sido muy fiel al compromiso. Sí, he formado una familia pero los compromisos como oficial de policía hacen que en algunos momentos me aleje de ella. Eso es lo más difícil para mí”.
Sin embargo, ese sacrificio es bien recompensando con el reconocimiento y agradecimiento de las personas, cuando atiende y resuelve casos o al menos busca encaminarlos. “Si no está en mis manos resolver el problema, yo canalizo por donde se pueda para ayudar. No dejo que la persona se vaya sin nada de aquí porque la gente aquí viene a pedir ayuda y mi obligación es abrir la investigación”, señaló.
Este año se puso en campaña contra el “grooming”, un fenómeno de redes sociales, donde desconocidos hacen que jovencitas les envían fotografías de sus cuerpos. También dio cuenta de personas que graban imágenes de mujeres sin su consentimiento.
Como el problema de trata y tráfico crece, la teniente Coca impulsa un proyecto para que la división que dirige sea una Dirección Nacional para acceder a más recursos humanos y técnicos.