Vallegrande, 08 de octubre (ABI).- Los historiadores cubanos Froilán Gonzales y Adys Cupull estudiosos de la vida y muerte de Ernesto Che Guevara, indagan por un par de enamorados que desde la penumbra vieron inhumar los restos del comandante rebelde argentino cubano, lo más probable el 10 de octubre de 1967 en un punto del pequeño aeropuerto de Vallegrande.
"Entre 1983 y 1984 estuvimos aquí, y cuatro personas nos llevaron hasta la fosa y entre ellos hay una cuestión de amor, que estamos averiguando si perduran o no para saber cuál fue la historia final", dijo Gonzales en declaraciones a la radio y televisión pública de Bolivia.
De acuerdo con los testimonios de ambos, dos jóvenes de Vallegrande guardan los detalles de un secreto que envolvió los restos del Che y ocho de sus compañeros de armas durante 30 años hasta 1997, cuando fueron recuperados de una fosa común en un punto de la pista de aterrizaje.
Los testimonios oídos por Gonzales y Cupull, dicen que la pareja de enamorados, que frecuentaban un caserío al final de la pista, vieron cómo, mientras se entregaban a las gimnasias del amor, una cuadrilla de obreros ayudada por una retroexcavadora cavó una zanja y en el fondo tiró los cuerpos del Che y de los internacionalistas cubanos René Martínez Tamayo (Arturo), Alberto Fernández Montes de Oca (Pacho) y Orlando Pantoja Tamayo (Antonio), los guerrilleros bolivianos Simeón Cuba (Willy) y Aniceto Reynaga (Aniceto), y el combatiente peruano Juan Pablo Chang (El Chino).
Mantienen, hoy mismo, son trascender formalmente a la luz pública, que algunas noches la hermosa joven con el pretexto de pastorear cabras se quedaba en el lugar y su amor oculto aparecía.
Gonzales dijo, que no conocieron al 'Che' y pensaron que se trataba de un cubano común y corriente, pero el comandante Fidel Castro, era quien estaba preocupado por encontrar los restos del guerrillero.
Entonces, agregó, que en 1982 fue designado cónsul general de Cuba en Bolivia y su misión no solamente fue cumplir esa misión diplomático sino investigar los acontecimientos de la guerrilla y la presencia del Che.
Para cumplir el reto, manifestó que junto a Adys visitó varias veces Vallegrande y siempre fueron bien acogidos por todos sus habitantes para incursionar la selva.
"El libro de Ñancahuzu a La Higuera es la voz de la selva que recoge testimonios de más de 300 personas sin excluir a nadie, creo que estos es importante", apuntó.
Añadió que entrevistaron a militares, religiosos, autoridades, maestras, los campesinos que delataron y apoyaron al Che, a la esposa del telegrafista y un cúmulo importante de personas respetando lo que cada quien quiso decir o dijo.