Hace un par de días el exministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, fiel a su estilo histriónico y de maneras poco reflexivas y racionales, declaró que: "no queremos acortar el mandato del presidente (Luis Arce)", negando varias declaraciones de otros evistas que en reiteradas ocasiones mencionaron la posibilidad de "derrocar al gobierno" o "se viene un nuevo 2003" o incluso, expresando el interés de "revocar o acortar el mandato del presidente".
No sorprende que varios evistas nieguen la conspiración que pretendían (o aún pretenden), obviamente quien conspira no lo debe decir. No obstante, la realidad es la única verdad, y en la realidad existe un interés constante de estos sectores de paralizar el país con bloqueos en las calles, bloqueos legislativos y acuerdos espurios con fuerzas reaccionarias.
De todas maneras, lo lamentable no es en sí las apócrifas palabras del exministro, sino, el extravío ideológico en el que se encuentra atacando a un gobierno de izquierda y revolucionario que paso a paso está desarrollando las fuerzas productivas (industrializando) para romper relaciones de producción de dependencia. Con sus ataques beneficia a los sectores de derecha y antipatriotas que buscan llegar al poder para impulsar medidas de ajuste neoliberal (mal llamadas actualmente libertarias).
Con sus ataques, el evismo en el fondo beneficia a la reacción y a los sectores conservadores y desgasta al bloque popular y a toda la Revolución Democrática y Cultural. Lastimosamente, ahora -quizás inconscientemente- el exministro es un alfil del imperialismo, porque se encuentra cegado por su odio y su impotencia de regresar a ser ministro.
Las frases antiimperialistas y las peroratas revolucionarias del evismo lastimosamente son solo discursos vacíos, porque en la práctica benefician a los sectores antipatriotas que buscan destruir la industrialización y la revolución. Dicen ser de izquierda pero hacen todo para beneficiar a la derecha.
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