En 2024 se avizora un contexto internacional aún complejo. Los organismos internacionales proyectan que la economía global registraría una tasa de crecimiento de 2,9%, similar a la que se estima alcanzar en 2023 (3,0%). Las economías avanzadas moderarían levemente su crecimiento por el efecto acumulado y rezagado del aumento de tasas. Por su parte, las economías emergentes mantendrían su crecimiento, no obstante, con un comportamiento muy heterogéneo.
Respecto a la inflación, se prevé que continúe su senda de disminución durante 2024, sin embargo, alcanzaría sus niveles establecidos como meta por los bancos centrales en 2025, por lo cual las tasas de interés permanecerían elevadas durante ese periodo, dificultando la recuperación económica, ralentizando la demanda externa por productos de las economías emergentes, y endureciendo las condiciones de financiamiento a nivel internacional.
Asimismo, se avizora que en 2024 continuarán las tensiones geopolíticas, impidiendo un normal desenvolvimiento del comercio internacional y que ocasionarían volatilidad en los precios de commodities, especialmente de combustibles y alimentos. A su vez, los shocks climáticos relacionados con el calentamiento global, continuarán constituyendo una amenaza para la economía global, con probables pérdidas en las cosechas por eventos extremos como sequías e inundaciones, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de los países.
Frente a este contexto internacional complejo en la siguiente gestión, el motor de la demanda interna será el principal impulsor del crecimiento económico de Bolivia como lo fue esta gestión. Nuestras perspectivas de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) e inflación para la gestión 2024 fueron presentadas en el Presupuesto General del Estado 2024, en el que se estima que alcanzaremos una tasa de crecimiento de 3,7% y una inflación del 3,6%.
Con esta tasa de crecimiento nos ubicaremos entre las primeras economías con mayor crecimiento en la región, gracias, entre otros factores, a la inversión pública que para la siguiente gestión alcanzará $us 4.274 millones, recursos que serán orientados principalmente a profundizar el desarrollo del proceso de industrialización, además de fortalecer la soberanía productiva del país y generar un mayor rendimiento.
Actualmente se vienen implementando más de 150 plantas industriales en distintos puntos del país para rescatar e impulsar las diferentes capacidades productivas de las regiones y no depender de las importaciones. Se tiene previsto que la siguiente gestión, inicien operaciones importantes, proyectos como la Planta Siderúrgica de Acero en el Mutún, las plantas de biodiésel FAME 1 y FAME 2 (Santa Cruz y El Alto), la planta de refinación de Zinc (Oruro), la mayoría de las plantas industriales de bioinsumos (abonos y agrofertilizantes) y varias plantas industriales de alimentos (papa, yuca, frutícola, carne, entre otros).
Asimismo, se continuarán con las inversiones de otros proyectos que coadyuvarán a profundizar la industrialización, tal es el caso de la industria de química básica, la industria farmacéutica, la planta de refinación de Zinc (Potosí), la planta de diésel renovable (HVO) y las plantas de Extracción Directa del Litio (EDL) para la fabricación de materia prima de baterías destinadas a la industria automotriz, entre otros, contribuyendo al crecimiento económico y la generación de empleos.
En conclusión, en el horizonte de desafíos económicos globales proyectados para 2024, Bolivia exhibirá un desempeño económico positivo. Las estrategias centradas en la demanda interna, respaldadas por un ambicioso plan de inversión pública, impulsarán el crecimiento, destacando medidas como la industrialización y el impulso a la soberanía productiva. Así también, con la implementación de diversas plantas industriales y proyectos clave, Bolivia demostrará su compromiso con la autosuficiencia y el desarrollo sostenible.
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