28 de octubre (Buen Vivir).- La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó su primera lista de “patógenos fúngicos prioritarios” en la que se identificaron 19 hongos peligrosos para la salud pública que están cobrando mayor fuerza tras la pandemia y el calentamiento global.
Los patógenos fúngicos constituyen una amenaza importante para la salud pública, ya que son cada vez más comunes y resistentes al tratamiento; de hecho, actualmente solo se dispone de cuatro clases de medicamentos antimicóticos y hay muy pocos candidatos en fase de desarrollo clínico. De la misma manera, para la mayoría de los patógenos fúngicos no se dispone de pruebas diagnósticas rápidas y sensibles y las que existen no están disponibles de forma generalizada o no son asequibles a nivel mundial.
Las formas invasivas de las infecciones fúngicas afectan con frecuencia a pacientes gravemente enfermos y a personas con importantes afecciones subyacentes del sistema inmunitario.
El reporte de la OMS destaca que entre los grupos de población con mayor riesgo de infecciones fúngicas invasivas se incluyen las personas con cáncer, VIH/sida, trasplantes de órganos, enfermedades respiratorias crónicas y tuberculosis posprimaria.
Además, el informe detalla que los nuevos datos científicos disponibles indican que la incidencia y el rango geográfico de las enfermedades fúngicas están expandiéndose por todo el mundo debido al calentamiento global y al aumento de los viajes y el comercio internacionales.
“Durante la pandemia de Covid-19, se notificó que la incidencia de infecciones fúngicas invasivas había aumentado considerablemente entre pacientes hospitalizados. A medida que aumenta la resistencia al tratamiento de los hongos que causan infecciones comunes (como la candidiasis oral y vaginal), también aumentan los riesgos de que surjan infecciones más invasivas entre la población general”, detalla el documento.
“Surgidas de las sombras de la pandemia de resistencia bacteriana a los antimicrobianos, las infecciones fúngicas van en aumento y son más resistentes que nunca a los tratamientos, lo que las convierte en un problema mundial de salud pública”, informó la subdirectora general de la OMS, del departamento de Resistencia a los antimucrobianos, Hanan Balkhy.
Pese a la creciente inquietud que suscitan, las infecciones fúngicas reciben muy poca atención y recursos, lo que lleva a una escasez de datos de calidad sobre la distribución de las enfermedades fúngicas y los patrones de resistencia a los antifúngicos. En consecuencia, se desconoce la carga exacta de enfermedades y de resistencia a los antifúngicos, por lo que la respuesta se ve mermada.
De acuerdo con el reporte de la OMS la lista que elaboró se divide en tres categorías: prioridad máxima, alta y media. Los patógenos fúngicos de cada categoría se clasifican principalmente por sus repercusiones en la salud pública y el riesgo de que presente resistencia a los antifúngicos.
En dicho informe participaron más de 400 expertos en micología y tuvo una revisión de más de 6.000 trabajados de investigación.
De los 19 hongos, cuatro fueron identificados como de prioridad “crítica”. Entre ellos están el Aspergillus fumigatus y la Candida albicans -los dos más comunes a nivel mundial-, así como el Cryptococcus neoformans, que es una de las principales causas de muerte en personas con VIH.
Aspergillus fumigatus afecta sobre todo a los pulmones tiene su propio estado de enfermedad llamado aspergilosis pulmonar asociada a Covid, mientras que Candida albicans es la causa más común de aftas, y las infecciones invasivas en pacientes vulnerables tienen altas tasas de mortalidad, siendo que la cantidad de contagios de ambos hongos aumentaron en muchos países durante la pandemia por el Covid-19.
“De repente tuvimos un montón de pacientes que estaban enfermando de verdad, que llegaban con daños pulmonares, que estaban en cuidados intensivos y que tomaban medicamentos inmunosupresores, por lo que vimos un pico en las tasas de estas infecciones”, dijo Justin Beardsley del Instituto de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Sídney, que dirigió el grupo de estudio.
De acuerdo con el presidente de la Sociedad Boliviana de Medicina Crítica y Terapia Intensiva filial La Paz, Patricio Gutiérrez, evidentemente muchas personas que cursaron la enfermedad de Covid y que ingresaron a la sala de terapia intensiva fallecieron, pero no por el Covid sino porque se volvieron resistentes a los medicamentos, lo que generó hongos.
“Esto sucede porque la gente se automedica y eso genera resistencia al medicamento y cuando el paciente se recupera, pero su cuerpo se encuentra tan débil que se vuelve muy susceptible a contraer los hongos”, detalló Gutiérrez.
El informe de la OMS indica también que otro de los hongos más comunes a nivel mundial es la Cándida auris, la cual crece como una levadura en el organismo. El patógeno es “intrínsecamente resistente a la mayoría de los medicamentos antifúngicos disponibles” y tiene “un alto potencial de brotes”.
El reporte de OMS también observó la propagación geográfica de patógenos fúngicos que antes se limitaban a ciertas regiones. Cryptococcus gatii, por ejemplo, se ha extendido por los subtrópicos a las regiones templadas. También se creía que el Talaromyces marneffei se limitaba al sudeste asiático, pero se encontró en China. “Eso puede deberse en parte a que se está buscando, pero creo que es más bien que está ampliando realmente su área de distribución, y eso probablemente esté relacionado con el cambio climático”, dijo Beardsley.
Gutiérrez aseguró que para evitar que estos hongos se cultiven más en el ser humano, es necesario que la población no ingiera medicamentos que no estén prescritos por su médico de cabecera. “Cuando se vuelven resistentes, el tratamiento además de ser más caro, es de tercera o cuarta generación, los más fuertes” precisó.
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