9 de enero (Naciones Unidas, IPS Noticias para Urgente.bo).- Las perspectivas económicas de América Latina y el Caribe pueden fortalecerse en el corto plazo debido a un gasto más robusto de los hogares y la flexibilización de las políticas monetarias, indicó este jueves 9 el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (Desa) de las Naciones Unidas.
Sin embargo, la región se enfrenta a importantes riesgos a la baja, como las incertidumbres políticas internas y una demanda externa más débil de lo previsto, indica el aparte regional en el informe “Situación y Perspectivas para la Economía Mundial 2025”.
El principal informe económico de la ONU al despuntar el año prevé que el crecimiento mundial se mantendrá en 2,8 % en 2025, sin cambios respecto a 2024. En América Latina y el Caribe las perspectivas de corto plazo “siguen siendo moderadamente favorables” y se espera que el crecimiento del producto interno bruto (PIB) regional pase de una estimación de 1,9 % en 2024 a 2,5 % en 2025.
Junto con las razones que impulsan el crecimiento están los riesgos a la baja, entre ellos, en el frente exterior, una desaceleración más brusca de lo previsto en China y Estados Unidos, que afectaría negativamente a las exportaciones, las remesas y los flujos de capital.
En el frente interno, la incertidumbre política podría mermar la confianza de las empresas y las inversiones.
Las perturbaciones relacionadas con el clima, sobre todo en el Caribe, también podrían poner a prueba las políticas fiscales y perturbar la producción agrícola, haciendo subir la inflación de los alimentos.
En Brasil, se espera que el crecimiento se desacelere, de 3,0 % en 2024 a 2,3% en 2025, manteniéndose muy por encima de la media de 2010-2019, de 1,4 %. Esta desaceleración refleja los vientos en contra por una política monetaria más restrictiva, la reducción del gasto fiscal y el debilitamiento de las exportaciones.
En México, se pronostica que el crecimiento del PIB siga siendo lento. Tras una expansión estimada de 1,6 % en 2024, se prevé que el producto crezca 1,3 % en 2025, limitado por la debilidad del consumo privado y los esfuerzos de consolidación fiscal.
En Argentina, la economía se está recuperando tras dos años de contracción, impulsada por una reactivación del consumo privado y un fuerte crecimiento de la inversión.
En la República Dominicana, Guyana y Paraguay, se prevé que el crecimiento del PIB se mantenga por encima de 3,5 % en 2025.
En el Caribe (excluida Guyana, que vive un bum petrolero), el crecimiento económico se estima en 2,5 % para 2024, y se espera que se mantenga sin cambios en 2025, a medida que se desvanezcan los efectos del repunte del turismo tras la pandemia.
Aunque las perspectivas son favorables, el crecimiento económico ha seguido siendo lento durante más de una década. Entre 2015 y 2024, el crecimiento medio del PIB regional fue de solo el 0.9%, la tasa más baja de cualquier década desde los años cincuenta del siglo pasado.
El PIB por persona sigue estancado, al mismo nivel que hace diez años y, para mejorar los resultados del mercado laboral, elevar el nivel de vida y avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), es crucial acelerar el crecimiento económico, subraya el texto del Desa.
Por otra parte, el informe destaca el potencial de los minerales críticos para la transición energética -como el litio, el cobalto y los elementos raros de la tierra- y también para acelerar el progreso hacia los ODS en muchos países.
Para los países en desarrollo ricos en recursos, incluidos varios de América Latina y el Caribe, el aumento de la demanda mundial de minerales esenciales representa una oportunidad única para impulsar el crecimiento, crear empleo y aumentar los ingresos públicos para invertir en desarrollo sostenible.
Sin embargo, el informe advierte de que estas oportunidades conllevan riesgos significativos.
La mala gobernanza, las prácticas laborales inseguras, la degradación medioambiental y la excesiva dependencia de los volátiles mercados de materias primas podrían exacerbar las desigualdades y dañar los ecosistemas, socavando los logros del desarrollo a largo plazo.
Li Junhua, secretario general adjunto de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU destacó en el informe que “los minerales críticos tienen un inmenso potencial para acelerar el desarrollo sostenible, pero solo si se gestionan de forma responsable”.
Los gobiernos “deben adoptar políticas con visión de futuro y marcos normativos integrales para impulsar la extracción sostenible, el reparto equitativo de los beneficios y las inversiones en la creación de capacidades productivas para maximizar los beneficios para el desarrollo de estos recursos”, advirtió Li.
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