Abril 19, 2024 [G]:

La preocupante crisis del Perú


Jueves 9 de Febrero de 2023, 2:00pm






-

Los graves problemas políticos y sociales que vive actualmente el Perú, la incertidumbre sobre su conclusión y el impacto en nuestra economía, han evidenciado una vez más que las crisis de alta intensidad de un país tienen efectos multiplicadores imprevistos que alcanzan a otros, debido a la profunda interdependencia económica y política que caracteriza al mundo contemporáneo.

El conflicto lleva ya dos meses, alcanza a siete regiones del sudeste del Perú, ha producido la muerte violenta de 59 personas y mantiene 72 puntos de bloqueo en cinco departamentos. Aunque es difícil cuantificar los daños debido a que las movilizaciones aumentan cada día, la Cámara Nacional de Industria de ese país calcula las pérdidas de su sector en más de 1.000 millones de dólares, sin embargo, el perjuicio seguramente es mucho mayor si consideramos que el 30% de las exportaciones totales están detenidas y el 90% de la producción agrícola de la zona se ha desechado por los bloqueos, además que el comercio, la minería y el turismo también han sido afectados.

Los daños en la zona de mayor incidencia incluyen la destrucción de infraestructura, la caída del 80% del turismo, cierre de empresas y aeropuertos, parálisis del transporte terrestre, pérdida de productos comestibles en tránsito, carestía de alimentos, medicinas, repuestos, combustibles e incluso agua. Según la Cámara de Comercio de Lima, más de un millón de peruanos podrían perder sus empleos si continúan los conflictos, lo que equivale al 28% de la fuerza laboral formal.

Los perjuicios sobre la economía boliviana son significativos y afectan principalmente al comercio exterior, debido a que más del 40% de nuestras exportaciones e importaciones se realizan por los puertos del sur de Perú. Hace unos días, la CNC Bolivia calculó las pérdidas en más de 240 millones de dólares, que se suman a la grave crisis del transporte pesado, que mantuvo parados a casi mil camiones de carga en la frontera por 30 días, lo que obligó a nuestro gobierno a realizar un acuerdo especial con Chile para desviar el tráfico de mercaderías hacia sus puertos. Hoy permanecen detenidos más de 600 vehículos en el lado peruano.

También hay problemas en el sector turismo, especialmente de Potosí y La Paz, que recibían miles de extranjeros por día, provenientes de Cuzco, generadores de ingresos a la hotelería, gastronomía y transporte.  El cierre del puente sobre el río Desaguadero ha ocasionado la interrupción del ingreso de mercadería, incluidos productos alimenticios de consumo masivo, que han empezado a escasear o subir de precios en los mercados locales. También se han producido crisis humanitarias como la reciente muerte de siete migrantes haitianos varados en la zona del Desaguadero, por el frío y la falta de alimentos y cobijo.

En Chile el bloqueo de la ruta Tacna-Arica está perjudicando principalmente el ingreso de productos químicos de uso industrial y minero, además de otras mercancías, aunque los daños se extienden también al transporte y el turismo.

Esta crisis cuya solución no se vislumbra en el corto plazo, afecta indudablemente la imagen internacional del Perú (hasta hoy, ejemplo de estabilidad social y crecimiento económico en la región), que parece sumarse al grupo de países marcados por la incertidumbre política y conflictos sociales con serias implicaciones sobre sus economías. El riesgo mayor puede generarse por el lado de las inversiones extranjeras directas, que en 2021 sumaron 7.500 millones de dólares en sectores como la minería y los hidrocarburos, ubicando a ese país en el 4º lugar de IED en Latinoamérica. La crisis ha obligado, por ejemplo, a suspender la Cumbre de Lima, que iba a discutir la inclusión de Ecuador en la Alianza del Pacífico, el bloque comercial conformado por México, Perú, Colombia y Chile, además de analizar medidas regionales frente a los problemas económicos en la región.

Con las evidentes diferencias, Bolivia es escenario permanente de múltiples conflictos que recurren también al cierre de carreteras internacionales e interrumpen la cadena de producción, transporte y comercio, ocasionando daños más allá del área específica donde se presenta el problema.  Tan solo en 2022, sufrimos bloqueos prolongados que dañaron al sector productivo del país y tuvieron impacto negativo en el comercio con los países vecinos, además de perjudicar seriamente la microeconomía de las poblaciones fronterizas.  En la mayoría de los casos, quienes organizan y ejecutan las acciones de protesta, no reparan en las consecuencias irreparables que sus decisiones tienen sobre personas y empresas, incluso de regiones alejadas o países limítrofes.

La crítica situación de un país tan especial para Bolivia como es el Perú, al que nos unen lazos culturales, históricos, sociales y económicos, causa preocupación y alarma, y nos lleva a hacer votos para que la racionalidad y el diálogo se impongan y retorne la paz y la tranquilidad a esa nación hermana.

 

////

 

.