17 de mayo (DPA).- Lo mejor es que los niños estén acostumbrados a dormir solos mucho antes de comenzar su escolarización. A más tardar a los cinco años, los pequeños deberían poder irse a la cama solos. Además, está comprobado que los alumnos con problemas para dormir tienen más dificultades para concentrarse que los que duermen bien y que tienen dificultades para controlar sus sentimientos. Todo esto puede tener efectos negativos en el rendimiento escolar de un niño.
Los pequeños que asisten al jardín de infancia deben dormir todos los días entre 11 y 13 horas. Los que van a la escuela primaria, entre 10 y 11. A los adolescentes les alcanza con dormir nueve horas.
Por otra parte, pasarse a la cama de los padres debería ser una excepción y no algo de todos los días.
La hora de acostarse debe ser determinada por los adultos. Por otra parte, es contraproducente establecer como castigo para los niños el irse a la cama, ya que ésto hará que asocien el sueño a algo negativo.