Enero 10, 2025 -H-

Míster Atlas y el Chancho, en carrera electoral


Lunes 31 de Julio de 2023, 11:15am






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Consumido por las sucesivas fiestas en las que participé en devoción al Tata Santiago hasta quedar exhausto, me recluí para recuperar mi equilibrio escuchando música barroca. Pero en eso un insistente timbreo en mi suite chola me hizo saltar de la hamaca. Era mi compadre Teo; lo primero que hizo fue reclamar por qué no había contestado mi celular durante dos días. Me excusé explicando que él había asistido solo a una fiesta y yo tuve que asistir a dos, por lo que acabé fuera de combate y agarrando otra vez la fiesta para el próximo año, si la Pachita y todas las vírgenes me dan k’aito.

- ¡Vengo a proponerte que seas candidato a alcalde por La Paz! espetó sin más.

No salía de mi estupor ante semejante propuesta, pensé que todavía los humos de la fiesta habían afectado los pensamientos de mi compadre y le pregunté con un gran ¡Qué!

- Sí, no te hagas al señorito firulais, quiero que seas candidato, aunque es seguro que no ganarás, pero por lo menos habremos llenado nuestra plancha electoral para el 25 y tendremos un concejal. - Contestó afanado, como ametralladora:

- El Míster Atlas será candidato de Creemos para El Alto y nosotros estamos promoviendo al Chancho Gonzales. Lo conoces, se hizo rico vendiendo ropa de segunda y quinta mano en la 16 de Julio, es un gremial muy respetado, además devoto de la virgencita del Carmen y del Tata, como vos compadre. Es suficiente, me dijo, esbozando una sonrisa bribona.

Todavía turbado por la extraviada propuesta, recordé a Wally Icaza, un ceramista y activista indianista que, sin consultarnos, nos encajó a sus amigos en una lista de candidatos a senadores y diputados por su micro partido que había creado unas semanas atrás. El escenario de incertidumbre de esa etapa (1997) permitió que un pacto post eleccionario sepultará al MIR al perder este partido toda autoridad moral ante sus electores, al votar por el exdictador Hugo Banzer, devenido en demócrata y tendiendo puentes con la sangre de sus mártires. Esta estrategia de hacerse del poder se canonizó como la manera más aviesa de repartirse el poder y “democratizar” la corrupción y el dolo. No había proyectos y programas claros y menos líderes con autoridad moral para aglutinar, en torno suyo, a grupos sociales importantes; escenario que puede repetirse, pese a la electoralización temprana de la política boliviana que arrastra a grupúsculos de políticos fracasados y angurrientos de poder a ponerse visibles en los medios.

Para muchos aventureros es la ocasión perfecta para auparse a un partido y llegar al poder con dos propósitos: enriquecerse y ascender socialmente a costa de la ingenuidad de la población menos politizada y el pragmatismo de grupos mayores.

El Chancho Gonzales es un ejemplar dispuesto a todo. No debería extrañarnos que aparezca como candidato a senador, concejal o diputado y que llegue al poder porque untó con parte de su grasa la maquinaria electoral para cobrarse con creces, multiplicando su inversión en algún cargo ejecutivo, estar seis meses en la cárcel y salir a disfrutar su aventura comprándose casas, autos, ir de vacaciones a Miami con Barbies y lucir trajes Chucatinis, como si fuera inmortal. El Chancho incrementará su grasa y convertirá la política en un negocio lucrativo.

La alta política tiene muy pocos cultores. En cambio, la politiquería se ha vuelto una práctica multitudinaria y es, precisamente, el ariete amoral que debilita la credibilidad en la democracia.

El escritor Puente Ojea dice que se avergüenza de haber nacido en España porque ha glorificado la picardía, ocasionando que las noticias de desfalco y corrupción sean normales. Asegura que la literatura picaresca, canonizada en las escuelas y universidades, es el mejor reflejo de aquello. Enfatiza que ese daño fue trasladado, durante la conquista ibérica, a los pueblos sudamericanos que repiten esas mañas perversas.

Con mi compadre somos aficionados al teatro, nos planteamos problemas que pueden suceder, los teatralizamos luego para ejercitar nuestro sentido prospectivo. Felizmente el Chancho no se presentará a nada porque no cree en la democracia, pero el Míster Atlas tal vez sí, no debería extrañarnos, pero si alertarnos de los aventureros que merodean en estos tiempos.

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