La Paz, 24 de enero ( Urgentebo).- Silvia Vargas, madre de Víctor Parada Vargas, el boliviano condenado a la horca en Malasia por haber sido hallado con 450 gramos de cocaína en el estómago hace unos años atrás, aseguró que sintió ganas de morirse tras conocer la dura noticia de que su hijo estaba condenado a la pena de muerte en el país asiático.
Pidió a las autoridades bolivianas, en especificó, al ministro de Justicia, Héctor Arce y el canciller del Estado, Fernando Huanacuni, que puedan realizar todo lo que sea posible para que la justicia de Malasia revierta la decisión y pueda ser extraditado a Bolivia donde cumpliría su condena.
“Quiero pedir que el Ministerio de Justicia, al gobierno; para que mi hijo pueda ser extraditado a Bolivia y pueda cumplir su condena (en Bolivia). Me ahorraría todo el sufrimiento. Cuando me dieron la noticia sentí morirme”, declaró Vargas.
Vargas hace un mes llegó a La Paz y dijo que se reunió con autoridades diplomáticas quienes se comprometieron ayudarla.
El 2002, el joven de 30 años de edad viajó a España con el objetivo de buscar mejores oportunidades laborales. Siete años después fue detenido por las autoridades españolas y deportado a Bolivia. El 2010 conoció a una joven y con ella tuvo un hijo.
De acuerdo con el digital Alicante de España los problemas económicos llevaron a Parada a tener un empleo estable tuvo que trabajar como carpintero. A eso se sumó la perdida de dos de sus dedos de la mano derecha, un accidente laboral.
“Quisiera el apoyo de ellos, necesito del apoyo del gobierno de Bolivia. Durante cuatro años lo hice sola. Ahora quiero que un país clame también”, exhorto la madre del compatriota condenado a la horca.
El 2013, los problemas económicos con su pareja por dinero lo llevaron a Víctor Parada a tomar una determinación y aceptó un trato de un ciudadano africano que le ofreció llevar droga hacia el continente asiático.
Como no conocía ese negocio fue detenido por la Policía con 450 gramos de droga y fue enviado a una cárcel donde cumple una detención preventiva hasta hoy. El 5 de enero la justicia de Malasia lo sentenció a la pena de muerte.
La ley musulmán establece la horca por cuatro delitos: la tenencia de drogas, el asesinato, la violación de mujeres y la corrupción. Se estima que al menos unas 1.500 presos en las careceles del país asiático están condenas a ser ahorcadas.
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