Enero 08, 2025 -H-

Medios tradicionales y redes sociales


Viernes 19 de Agosto de 2022, 10:15am






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Los tiempos han cambiado. En la década del 90 e incluso entrado el nuevo siglo, esperaba con ansias el programa deportivo del domingo por la noche en la televisión para ver el resumen de la fecha del fútbol profesional boliviano que se jugaba el fin de semana.

Vivíamos, sin saberlo, una especie de ocaso (sin ser fatalista) de los medios de comunicación tradicionales, de esa unidireccionalidad, de ese uno a muchos, al cual nos habían acostumbrado y que nos machacaban en la universidad y que algunos docentes soñaban en cómo superarlo. Tenías que ser funcionalista, le decía en tono de broma a un compañero universitario.

Hoy no veo noticieros deportivos en la televisión y no tiene que ver con la calidad de la producción, porque en general -diría yo- eran aceptables pues tenían una estructura clásica y la cumplían al pie de la letra, sino por las alternativas que nos dan las plataformas digitales.

Veo, por ejemplo, el resumen de los partidos de fútbol en el fan page de Tigo Sport o en algún otro, mucho antes de los noticieros deportivos y muchas veces minutos después de que termina el encuentro o luego de que se convierte el gol.

Este nuevo fenómeno ha permitido la segmentación de las audiencias y, en este marco, las redes sociales te abren el abanico de una oferta de contenidos inimaginable, en el cual el algoritmo de Facebook sabe cómo adormecerte cada vez que subes el time line con el dedo porque conoce tus intereses y hasta lo que deseas. Miraste un “reel” de mascotas y el algoritmo te sugerirá ese tipo de contenido hasta el cansancio. A esto se suma la posibilidad de responder, de que el modelo comunicacional pueda ser de ida y vuelta, de muchos a muchos, desafiando incluso esa especie de lógica de poder de la cual coloquialmente se decía: los medios de comunicación tienen el sartén por el mango.

Me he preguntado varias veces que pensarán hoy mis docentes de la universidad, que hablaban de la comunicación alternativa, de ese sueño de ser emisor y receptor a la vez, de tener la capacidad de producir contenido y que miles de personas lo vean, lo comenten, lo compartan; en fin, de ver convertida a una persona en una especie de medio de comunicación.

Los medios tradicionales no desaparecerán pues continuarán siendo un referente para una buena parte del país, pero las lógicas y hábitos de consumo cultural seguirán cambiando y eso les afectará más con el tiempo. También hay que reconocer que los medios tradicionales no se han adaptado a las lógicas de las plataformas digitales, pues no se trata solo de retransmitir el noticiero o la revista en un Facebook Live, sino de generar contenido para cada plataforma, con su propio lenguaje, pensando en esas audiencias segmentadas, pero esto implica recursos económicos y humanos con nuevas capacidades y eso es lo que no tienen.

Parafraseando a Carlos Scolari, el ecosistema de medios de comunicación ha cambiado, ha evolucionado para ser más fiel a su visión (de la cual Marshalc McLuhan ya hablaba hace más de medio siglo), hay nuevas especies mediáticas y tenemos que adaptarnos a esa nueva realidad comunicacional, sobre todo a entender las lógicas de los hábitos de consumo, sus procesos de producción de contenidos y las características de las “nuevas” audiencias; se trata también de aquello que los europeos y norteamericanos denominan el storytelling, esa capacidad de contar historias que perduren en la mente de las audiencias.

En la “época dorada” de los medios de comunicación tradicionales pasábamos mucho tiempo en pocos medios, prácticamente periódicos, radio y televisión, ahora estamos poco tiempo en muchos medios: en la Web, en YouTube, en Twitter, en Facebook, en Instagram, en Netflix, en TikTok, etc., y en esta nueva ecología de medios, hay una batalla permanente por la atención.

El fin de semana estuve renegando en Facebook con mi equipo de fútbol porque empató de local. Ahora que lo pienso merecía incluso un tuit para lanzarle unas cuantas palabras a la dirigencia.

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