Enero 08, 2025 -H-

Moralidad discursiva

A pesar de su victoria histórica, y el contraste en los resultados obtenidos, el capitalismo sigue siendo blanco de críticas por sus acentuadas desigualdades, ¿es el mejor sistema o simplemente un mal menor?


Martes 14 de Junio de 2022, 11:45am






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Vivimos en una época donde todo se mira bajo la moralidad del espectador; por qué digo del espectador, porque resulta que todos somos muy moralistas en la distancia, pero la realidad muestra que la corrupción, avaricia y egoísmo han cooptado todo o casi todo.

¿Cómo puede ser que una sociedad tan moralista se encuentre inmersa en semejante debacle? Ante esta inminente realidad tuve que volver a leer, de mi época universitaria, uno de mis libros favoritos, El capitalismo ¿Es moral? Del pensador André Comte-Sponville.

El autor en el 2004 ya describía este fenómeno: “Cuando hablo de un retorno de lo moral, o cuando se hable de él en los medios de comunicación, eso no significa que la gente, en la actualidad, sea más virtuosa de lo que fueron sus padres o abuelos. Esencialmente, se trata de un retorno de lo moral en el discurso. No es que la gente sea, de hecho, más virtuosa, sino que habla más de moral; y al menos se puede formular la hipótesis de que cuanto más se echa a faltar verdaderamente la moral en la realidad de los comportamientos humanos, más se habla de ella”.

Pero cuando más escasea la moral, es cuando los políticos hablan más de ella como una virtud de su partido, ideología o gobierno. Tal vez deberíamos hablar menos y comportarnos mejor ¿o me equivoco?

Sí, me equivoco, porque no solo hay que comportarse de acuerdo a los valores que promulgamos o los que la sociedad espera, sobre todo hay que medir el accionar propio y externo con la misma vara, no puede ser que siempre exista una explicación o justificación al accionar de los de nuestro bando y cualquier accionar del contrincante siempre tenga falta de valores o inmoralidad.

Por suerte, cada vez se hace más grotesco y poco creíble el accionar del engaño. La agenda pública habla de autos chutos y resulta que la policía y el gobierno logran grandes operativos; o se habla de trata y tráfico de personas y vemos resultados positivos en su lucha. Es coincidencia o insolencia hacia la población. Basta de engaños, cada día que pasa se hace más evidente que el discurso moral ya no cubre el tufo.

Otro aspecto de este análisis moral es que va cambiando dependiendo del lente con el que se lo mire. En la época de la guerra fría, la moral estaba del lado del occidente liberal o del mundo libre, pero hoy parece que la moralidad viene de quienes critican a los sistemas políticos y económicos vigentes.

Pero quienes critican ¿son más morales o es una estrategia política? El socialismo ¿es más moral? Tal vez en su concepción teórica: “La riqueza al ser colectiva y administrada por el Estado, se puede poner en principio al servicio de la colectividad, comenzando por los más pobres.”  Como podemos ver, en la práctica, esto ha sido todo lo contrario, ha degenerado en un estado más grande y por ende políticos más poderosos y corruptos.

Al final, el actual modelo económico capitalista está aturdido y sin respuesta, porque al vencer a su adversario histórico; comunismo, pierde el libreto como lo explica a la perfección André Comte-Sponville: “el triunfo del capitalismo solo puede compararse con su desconcierto. Nace la sospecha de que haya vencido para nada. ¿Qué sentido tiene vencer, cuando no se sabe para qué vivir? El capitalismo no se plantea la pregunta. En parte, es lo que constituye su fuerza: no tienen necesidad de sentido para funcionar. Pero los individuos, sí. Y las civilizaciones, también. ¿Tiene occidente todavía algo que ofrecer al mundo? ¿Cree lo suficiente en sus propios valores todavía para defenderlos? O bien, incapaz él mismo de practicarlos, ¿no sabe hacer otra cosa que producir y consumir, que hacer bussiness mientras espera la muerte?”

A pesar de su victoria histórica, y el contraste en los resultados obtenidos, el capitalismo sigue siendo blanco de críticas por sus acentuadas desigualdades, ¿es el mejor sistema o simplemente un mal menor?

En un mundo donde lo único constante es el cambio, ambos sistemas se ven cada vez menos oportunos para resolver los problemas de la época en la que vivimos, todavía nadie ha encontrado una tercera vía para el caso boliviano, pero sin duda por ahí va el recambio tan necesario de cara a nuestro Bicentenario.

Alejandro Castellanos Pinell

Cientista Político, Universidad del Salvador (Buenos Aires – Argentina)

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