Cuando la madre gestante, por diversas razones, tiene dificultad para dar a luz a un nuevo ser, los obstetras usan un aparato llamado fórceps obstétrico. Fórceps significa tenaza en lengua sajona o utensilio de herrero; también, formado por las palabras latinas formus + capere forman el verbo agarrar. Este tétrico instrumento está destinado exclusivamente a la extracción de un feto vivo que sirve para culminar el nacimiento por parto vaginal o por cesárea. Es un nacimiento que provoca un dolor extenuante, muchas veces pone en riesgo a la madre gestante.
Algo parecido sucede con el nacimiento y consolidación del Estado Plurinacional de Bolivia; hay que recordar que las fuerzas conservadoras trataron de impedir su parto durante los sucesos del 2008, en Sucre, usando toda su artillería verbal racista y beata; además apoyados por grupos paramilitares que ocasionaron la suspensión de la Asamblea para que culminara el nacimiento en otro departamento, ocasionando muertos inocentes en La Calancha.
La madre gestante tuvo que huir, igual que en las historias bíblicas, para que su hijo pudiera ver la luz de la vida. En el Nuevo Testamento, Mateo relata que un mensajero de Dios se aparece en sueños a José y le ordena que huya a Egipto, junto con la gestante Virgen María, pues el rey Herodes lo estaba buscando para matarle y cuidar su poder en riesgo de perderlo por el nacimiento de Jesús, episodio llamado también La matanza de los Inocentes. Este tipo de historias es una constante en la vida política de los pueblos, ninguna reforma o revolución es aceptada de buen grado por quienes detentan el poder, por eso, la mayor de las veces los cambios no son pacíficos; siempre tiene su resistencia, su agonía en el sentido que le otorga Unamuno, como lucha, porque se acaba un mundo para que nazca otro que pone en entredicho viejos valores y normas que ya no funcionan para una convivencia moderadamente armoniosa entre sus habitantes.
Pese a todas estas dificultades de salud política, el embarazo gestado durante varias décadas, por un movimiento popular renacido y convaleciente aún de la arremetida neoliberal; finalmente, el Estado Plurinacional con fórceps doloroso, consagró su nacimiento el 22 de enero del año 2009. Es una guagua que ha cumplido recién 12 años de una vida turbulenta cuando casi pierde la vida el año 2019, en un intentó otra vez de asesinato y cometido por los Herodes del siglo XXI. Los sucesos violentos de Senkata, Sacaba, Pedregal, fueron los lugares donde aconteció la matanza de los inocentes en nombre de la Biblia que metieron a sangre y fuego al Palacio Quemado. No pudieron cumplir el designo macabro de asesinar al hijo de los movimientos populares y, ahora, todo el resabio de las viejas prácticas derivadas del colonialismo republicano, afloran como hiedras venenosas que contaminan el agua de la convivencia:
Una policía envilecida hasta la médula, participante y ordenador del narcotráfico y la delincuencia desde el año 1952, cuando la revolución fallida del 9 de abril le concedió espacios de poder inéditos hasta entonces. Salvo excepcionales casos, la mayoría de clases y oficiales tiene una formación profesional débil.
Un aparato judicial, permeado por la delincuencia, el prevaricato como práctica constante y coludido con la policía y el poder político.
Unas Fuerzas Armadas, copartícipes del narcotráfico (García Mesa, Arce Gómez, “Sácate” Justiniano, etc.) que repartieron las zonas para una mejor explotación y rendimiento. Autores de decenas de matanzas de inocentes y sin ningún sentido ético de servicio; salvo contadas excepciones. Tienen el privilegio único de jubilarse con el 100% de su sueldo, como premio por proteger a las clases hegemónicas.
Las universidades públicas desideologizadas durante el neoliberalismo, con currículos obsoletos y docentes que arrastran su mediocridad y su ancianidad, formando grupos de poder, junto a dirigentes universitarios que son peones políticos que medran con el aparato burocrático decenas de años para apropiarse ”legalmente” de dineros del Estado a nombre de una autonomía divinizada. Los docentes que se destacan deben arrinconarse antes que les corten la cabeza.
La lista puede alargarse más, esa tarea la dejamos a nuestros lectores. Ahora es urgente una revolución moral dentro la revolución, no sea que el Estado Plurinacional sea la triste continuación de este panorama desalentador que hereden nuestros hijos.
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