Donald Trump está listo para regresar a la Casa Blanca, tras haber prometido actuar en cuestiones como la migración, la economía y la guerra en Ucrania. Y ahora tiene más poder que en su primer mandato porque el Partido Republicano recuperó el control del senado. En su discurso de victoria, Trump prometió que "gobernaría bajo un simple lema: promesas hechas, promesas cumplidas. Vamos a cumplir nuestras promesas".
Tomará posesión como el 47º presidente de Estados Unidos este lunes 20 de enero a las 12 del mediodía. Volverá a la Casa Blanca cuatro años después de perder el cargo. Convirtió a la xenofobia en el eje de su campaña, como ya hizo en 2016. El líder republicano se ha beneficiado de la frustración de los ciudadanos tras las fuertes subidas de precios de los últimos cuatro años y el aumento de la inmigración irregular.
Jurará como el presidente número 47 de Estados Unidos y el primer mandatario condenado en la historia del país. Desde ya, su ceremonia de juramentación promete ser distinta. A la decisión de llevar a cabo el evento al interior del capitolio por el frío extremo, se suman protestas a favor y en contra de su regreso al Ejecutivo y una amplia lista de invitados que, en gran parte, representan a la extrema derecha alrededor del mundo, incluidos jefes de Estado extranjeros, lo que rompe con la tradición de este país.
Trump vuelve a la Casa Blanca tras haber logrado una holgada ventaja sobre su oponente Kamala Harris por 295 a 226 votos electorales y se impuso en el voto popular; el republicano tuvo más de 72,6 millones de votos —50,9%— ante casi 68 millones —47,6%— para la demócrata, según los últimos cálculos.
Lo que quiere decir que se ha mostrado inmune a los escándalos y se convierte en el primer delincuente convicto elegido presidente. Su nuevo triunfo de un político demagogo y populista supone todo un terremoto para el futuro de Estados Unidos y del mundo y abre una etapa de incertidumbre.
Trump, que intentó aferrarse al poder tras las elecciones de 2020 y aún no reconoce su derrota de entonces, sobrevivió a dos procesos políticos (uno de ellos por su responsabilidad en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021), a cuatro imputaciones penales por decenas de cargos, a una condena por 34 delitos dictada por un jurado popular y a dos intentos de asesinato, en uno de los cuales resultó herido leve cuando una bala casi le mata. Con 78 años, se convertirá en el presidente de mayor edad en tomar posesión.
En un país profundamente dividido, los votantes se volcaron a la promesa de Trump de cerrar la frontera sur prácticamente por cualquier medio, de resucitar la economía con aranceles al estilo tradicional que restaurarían la manufactura estadounidense y de liderar una retirada de las situaciones complejas internacionales y los conflictos globales.
Trump será el presidente número 47 cuatro años después de abandonar a regañadientes el cargo como el mandatario número 45. Fue el primer político desde Grover Cleveland a fines del siglo XIX en perder la reelección a la Casa Blanca para luego postularse de nuevo con éxito. A la edad de 78 años, es el hombre de mayor edad en haber sido elegido presidente, al romper el récord del presidente Joe Biden, cuya competencia mental Trump ha atacado.
Trump prometió el rediseño radical del gobierno estadounidense, impulsado por sus promesas de “retribución” y de erradicar a los opositores internos que él considera “el enemigo interno”. Ha jurado supervisar la mayor ola de deportaciones de la historia de EE. UU., insinuado que desplegará tropas al interior del país, propuesto amplios aranceles y defendido en gran medida la mayor consolidación de poder en la historia de la presidencia estadounidense.
Las elecciones de 2024 fueron las segundas en que Trump derrotó a una mujer que intentaba derribar la mayor barrera de género del país —la presidencia— luego de imponerse frente a Hillary Clinton hace ocho años. Sus antecedentes de conducta sexual inapropiada, junto con los tres jueces que nombró para la Corte Suprema y el papel que desempeñaron en acabar con el derecho constitucional al aborto en 2022 transformaron la contienda en un referéndum sobre los derechos de las mujeres y el género.
Pero puede que el aborto no haya sido un tema tan destacado como en las elecciones de mitad de mandato de 2022. El martes, Florida se convirtió en el primer estado desde la anulación de Roe contra Wade en rechazar una consulta electoral sobre el derecho al aborto.
Las encuestas previas a las elecciones mostraban un país dividido a niveles históricos en función del género. Los hombres, incluidos muchos votantes jóvenes, impulsaron la popularidad de Trump, mientras que las mujeres eran el núcleo de la coalición de Harris.
También fueron las primeras elecciones en las que un candidato principal fue un delincuente. Sin embargo, los delitos de Trump raramente fueron abordados por Harris, que intentó concentrarse en asuntos que afectan la vida doméstica de las personas.
De nuevo, primero EEUU
El regreso de Trump a la Casa Blanca tras vencer a Kamala Harris marca el inicio de una nueva etapa de tensiones y profundas repercusiones para la política global. Con su enfoque centrado en el nacionalismo, retoma su mandato anterior y da impulso a una política de contención que redefine el papel de Estados Unidos en el mundo. Durante su primer mandato, la política exterior estadounidense adoptó un enfoque unilateralista que priorizó los intereses nacionales sobre cualquier consideración global, lo que creó una creciente desconexión con los aliados tradicionales y una disminución de la cooperación internacional.
Ahora, es probable que Trump intensifique esta postura, lo que podría desencadenar una nueva era de incertidumbre en las relaciones con Europa y Asia. En particular, las relaciones con Europa y la OTAN se presentan como un desafío central. Durante su primer mandato, Trump cuestionó la utilidad de la OTAN, sugiriendo que los miembros deberían aumentar sus contribuciones y no esperar una defensa colectiva automática. Incluso los poderosos de la OTAN aguardan con incertidumbre sobre el respaldo de Washington en caso de crisis en Europa, lo que obligaría a los países europeos a asumir un papel más activo en la seguridad colectiva, aunque sin la certeza de contar con el apoyo estadounidense.
Trump también prometió que retiraría al país de los conflictos en el exterior, una vuelta al aislacionismo que encontró nuevos seguidores con una guerra entre Rusia y Ucrania que asola Europa hace casi tres años, y con Medio Oriente en el precipicio de una conflagración más amplia. Su elección plantea interrogantes sobre el futuro de la OTAN y el respaldo estadounidense a Ucrania; Trump lleva mucho tiempo hablando elogiosamente del presidente ruso Vladimir Putin.
LA ONU Y EL MUNDO
Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales se están preparando para cuatro años más de Donald Trump, quien antes de convertirse en presidente por primera vez tuiteó que la ONU de 193 miembros era “solo un club para que la gente se reuniera, hablara y pasara un buen rato”.
En su primer mandato, Trump suspendió la financiación para las agencias de salud y planificación familiar de la ONU; retiró a Estados Unidos de la organización cultural y del principal órgano de derechos humanos de Naciones Unidas, y aumentó los aranceles a China e incluso a aliados de antaño desafiando el reglamento de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Estados Unidos es el mayor donante individual a las Naciones Unidas, ya que paga el 22% de su presupuesto regular.
En la venidera gestión, la postura de Trump comenzó a tomar forma al elegir la congresista republicana Elise Stefanik de Nueva York como embajadora ante la ONU. Ell es la cuarta integrante más importante de la Cámara de Representantes y en octubre pidió una “revaluación completa” del financiamiento de Estados Unidos para Naciones Unidas e instó a detener el apoyo a su agencia para los refugiados palestinos.
Trump también se retiró del Acuerdo de París sobre cambio climático alcanzado en 2015, calificándolo de “engaño”; amenazó con “destruir totalmente” a un Estado miembro de la ONU, Corea del Norte; sometió el presupuesto anual de la ONU a una reducción de 285 millones de dólares para el bienio 2018-2019, e hizo intentos de echar por tierra el acuerdo nuclear iraní de 2015.
Desencadenó una reacción mundial cuando calificó a Haití y a las naciones africanas de “países de mierda”, lo que provocó las protestas de los 55 miembros de la Unión Africana. Trump también fue objeto de críticas por sus insultantes declaraciones de que “todos los haitianos tienen sida” y los nigerianos que visitan Estados Unidos “nunca volverían a sus chozas”.
Y antes de las elecciones prometió retirarse por segunda vez del Acuerdo de París, al que volvió su sucesor, Joe Biden nada más instalarse en la Casa Blanca.
SOBRE UCRANIA
¿Cuál será la posición de Trump frente a la guerra entre Ucrania y Rusia? Esta es la gran incógnita. Antes de las elecciones, el republicano había anunciado su intención de "poner fin a la guerra en Ucrania en 24 horas" si resultaba elegido. Algunos expertos creen que este acuerdo podría firmarse en detrimento de Kiev.
"El Sr. Trump ha señalado su voluntad y su capacidad para asegurar un acuerdo de paz superrápido, lo que podría implicar que Kiev se viera obligada a ceder a las exigencias rusas que ciertamente no desea para poner fin a la guerra”, declaró a 'Euronews' Vassilis Ntousas, responsable de operaciones europeas de la Alianza para la Seguridad de la Democracia del German Marshall Fund.
Trump ha criticado los miles de millones de dólares gastados por Estados Unidos en apoyo a Ucrania durante la guerra con Rusia y ha prometido terminar con el conflicto "en 24 horas", mediante un acuerdo negociado. Pero ha especificado en qué debería ceder cada una de las partes, mientras que los demócratas dicen que la medida podría alentar al líder ruso Vladimir Putin.
Trump quiere que EE.UU. se desvincule de los conflictos extranjeros en general. En cuanto a la guerra en Gaza, Trump se ha posicionando como un firme defensor de Israel, pero ha instado al aliado estadounidense a poner fin a su operación.
¿Deportación masiva y con acción de los militares?
Durante su campaña, Trump prometió la mayor deportación masiva de migrantes indocumentados de la historia de Estados Unidos. Se comprometió a completar la construcción del muro en la frontera con México, la que se inició durante su primera presidencia.
El 18 de noviembre, Trump confirmó que tiene la intención de declarar una emergencia nacional y utilizar al ejército estadounidense de alguna manera para ayudar en sus planes de deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados.
En su plataforma de medios sociales, Truth Social, respondió a una publicación hecha a principios de este mes por Tom Fitton, quien dirige el grupo conservador Judicial Watch, y quien escribió que el nuevo gobierno a “declarar una emergencia nacional y usar activos militares” para enfrentar la inmigración ilegal “a través de un programa de deportación masiva”. El presidente electo escribió: “Verdad”
Los expertos han dicho que las deportaciones a la escala prometida por Trump enfrentarían enormes desafíos legales y logísticos, y podrían frenar el crecimiento económico.
Los planes de Trump en materia de inmigración no asustan solo a los migrantes indocumentados y a los defensores de sus derechos; empresarios y economistas también temen un daño económico. Líderes empresariales, republicanos y demócratas, le piden que no lleve a cabo sus promesas de expulsión porque causarían una profunda crisis en la economía, sobre todo en sectores como el agrícola y los servicios.
“Los datos muestran que más del 54% de nuestros empleados son indocumentados. Si van a deportar a todos, estos restaurantes tendrán una pérdida masiva de ingresos y caerán. Es insostenible. Creo que el presidente Trump, como empresario, lo entiende”, afirma Sam Sánchez. Mexicanoamericano, y casado con mexicana, es dueño de varios negocios de restauración en Illinois y forma parte del consejo de la Asociación Nacional de Restaurantes. Sánchez fue uno de esos latinos que cambió de bando el pasado 5 de noviembre. Demócrata registrado durante los últimos 40 años, en estas elecciones Trump recibió respaldo mayoritario: “Nos sentimos defraudados y abandonados”.
La idea de una deportación masiva traerá efectos devastadores, según advierten hasta sus votantes. “Estoy a favor de construir el muro y de deportar a los criminales”, señala Sánchez, pero con la expulsión de trabajadores “el país sufrirá”. Después de la pandemia, muchos empleados de restauración se dieron de baja para cobrar el desempleo, explica, y los que quedaron son indocumentados, que no pueden acceder a las ayudas.
Según American Immigration Council, los hogares de inmigrantes indocumentados pagaron 46.800 millones de dólares en impuestos federales y 29.300 millones en impuestos estatales y locales. Además, contribuyeron con 22.600 millones de dólares a la Seguridad Social y con 5.700 millones de dólares a Medicare, programas para los cuales no son elegibles.
La comunidad LGTBI también está inquieta
La comunidad LGTBI y organizaciones sin ánimo de lucro de EE.UU. temen que el regreso de Donald Trump al poder signifique un retroceso en cuestión de derechos e intensifique la desigualdad y los crímenes de odio hacia este colectivo.
Robert Contreras, director general de la organización Bienestar Human Services, que atiende los problemas de salud emergentes que enfrentan la comunidad latina y LGTBI, está convencido de que se avecinan tiempos difíciles particularmente para las personas trans y los migrantes.
“Creo que los crímenes de odio, aunque ya son altos, van a aumentar, los actos de discriminación no van a ser reportados y la comunidad podría dejar de asistir a sus citas médicas por temor”, explica.
“Siento que volvemos a vivir una pesadilla, pero que esta vez es peor que en 2016”, dice Claire E., una de sus integrantes.
Esta mujer, de 28 años y que se identifica como bisexual, lamenta que el republicano se haya impuesto ante la demócrata Kamala Harris y cuenta en declaraciones a EFE que durante el primer mandato de Trump se sentía aún más en riesgo de experimentar libremente su sexualidad.
“Incluso viviendo en un estado progresista como California, y bajo condiciones políticas más favorables, he experimentado acoso y hostigamiento saliendo en público con una pareja del mismo género, y durante la primera Presidencia de Trump todo fue peor, sentía un mayor riesgo de acoso”, cuenta Claire E.