Buenos Aires, 10 de noviembre (Urgentebo).- Isamu, de 31 años, fanático de Boca, viajó de su Japón natal a la Argentina sólo para ver la Superfinal de la Copa Libertadores en la cancha. Fue una odisea de 33 horas entre aviones y aeropuertos que deberá repetir muy pronto: apenas estará 24 horas en el país.
"33 horas desde Tokio. 24 horas en Buenos Aires. La Copa Libertadores es mi obsesión", publicó Kato en su cuenta de Twitter esta madrugada, apenas llegó a Buenos Aires. Y sumó un video suyo cantando un clásico tema de la hinchada de Boca en los pasillos de Ezeiza, vistiendo los colores de su pasión: azul y oro.
"El avión se retrasó pero llegué a salvo para ver la final en Buenos Aires. Restan 11 horas hasta el comienzo y 19 horas para regresar a casa. Me divierto", publicó minutos después, cuando el agua ya empezaba a caer en la Ciudad y alrededores.
La posibilidad de la suspensión de la final ante River por la lluvia encendió las alarmas del japonés, que escribió: "La lluvia comenzó a caer muy rápido y hay truenos. Esperemos que el partido se pueda llevar a cabo". Una postergación, claro, le impediría verlo en la cancha, ya que debe regresar a su país por la noche.
Según el diario Olé, Kato vive en la ciudad de Saitama y trabaja en una empresa que se dedica a empacar productos alimenticios y medicinales. Fue en el 2000, cuando el Boca de Bianchi le ganó la Copa Intercontinental al Real Madrid, que el entonces chico de 12 años se enamoró del Xeneize.
“Lo vi por la tele, llevamos más de diez mil bosteros, fue único”, explicó. Desde ese día su pasión por los colores se agigantó y Kato viajó ocho veces (esta es la novena) a Buenos Aires para alentar al equipo de La Ribera.
Kato ya había sido noticia en 2016 por ir a alentar a Los Pumas en 2016 y por ser el único hincha de Argentina en el Mundial Sub 20 de Corea en 2017.
El australiano que gastó 54 mil pesos por una entrada
La locura por ver la Superfinal de América en la cancha también llegó a Australia. Dennis Dándolo, hijo de argentinos, viajó de Sydney a Buenos Aires y gastó 54 mil pesos en una entrada.
"Me vine solo para ver este partido histórico. En mi cabeza siempre quise ver un partido así. Es increíble", dijo Dennis, que consiguió una entrada por 1.500 dólares que, sumados a los 2.000 dólares que gastó en pasajes, cierran en un número impactante: 120.000 pesos.
"Cuando Benedetto hizo el 2 a 2 (ante Palmeiras, por la semifinal), empecé a llorar. Mi mujer me miró y me dijo 'andá a ver la final'. Mi primo me consiguió una entrada, compré el pasaje y me vine. Es un sueño", agregó Dándolo, cuyos padres se mudaron de Argentina a Australia en la década del 60.
"En mi familia son todos de Boca. Mi viejo iba a la cancha con mi tío. Crecí mirando fútbol y me encanta. Vine varias veces a Buenos Aires pero siempre en verano y por eso nunca había partidos. Es mi primera vez en La Bombonera, un sueño", contó en un español clarísimo.
En diálogo con Telefe Noticias, Dennis se animó a dar su pronóstico para la ida: "El partido ya lo soñé tres o cuatro veces. Va a ser difícil, pero va a ser un 1 a 0. Estoy enloquecido".
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