No es la primera vez que el Presidente Evo Morales se refiere al litio con entusiasmo, pero ahora parecería que tiene alguna razón especial para hacerlo. En recientes días me he dado a la tarea de indagar la posible causa del optimismo del presidente de Bolivia con relación al metal más estratégico del país.
Antes de entrar en detalles, sin embargo, resulta conveniente anotar que a lo largo de los últimos casi 10 años sólo hemos visto en torno a este tema una serie de desaciertos y retrasos y un pésimo uso de nuestros recursos más escasos, tal como acabo de comentar en un reportaje sobre el litio publicado por la prestigiosa agencia de noticias internacional Reuters.
En este contexto, me he preguntado qué podría ser que motivara tanto al Primer Mandatario, luego de la confirmación de mis sospechas acerca de las razones de la excesiva demora en la elaboración del diseño final y la ingeniería en detalle de la planta industrial de carbonato de litio a cargo de la empresa alemana K-UTEC Salt AG Technologies. Recuerdo a mis lectores que la citada empresa fue contratada por la entonces Gerencia Nacional de Recursos Evaporíticos (GNRE) en agosto de 2015 por diez meses para emprender esa tarea, pero que al menos tardó el doble del tiempo para entregar su informe final de consultoría.
Necesito también referirme aquí a mis comentarios casi premonitorios en enero de 2016 en sentido de que debido a los resultados magros del proyecto piloto, la firma alemana tendría que verse obligada a “empezar desde cero para desarrollar el proceso apropiado a ser ampliado a la fase industrial del proyecto”. Resulta asimismo muy sintomático que en febrero del pasado año se hubiera decidido interrumpir sin razones justificadas el proceso de contratación para la construcción de la planta industrial de carbonato de litio. Como argumenté en un par de entrevistas en el programa Jaque Mate de Televisión Universitaria entre abril y mayo del año en curso, no podía tener lógica alguna avanzar en el proceso de contratación antes mencionado sin contar con el diseño final y la ingeniería en detalle de la citada planta industrial.
Aunque quizás nunca sabremos lo que pasó en realidad, existen razones para pensar que la consultora alemana tardó más de la cuenta porque sencillamente “el proceso boliviano” desarrollado por la ex GNRE no era suficiente para avanzar hacia la fase industrial y porque no se cumplieron los objetivos del proyecto piloto. En relación al primer punto, en una entrevista con la prestigiosa revista londinense Industrial Minerals, publicada en agosto de 2016, declaré que en marzo de ese año había escuchado que “los alemanes no estaban contentos con el proceso de la GNRE y que iban a probar algo diferente, lo que tomaría tiempo”. Esta observación fue confirmada por el propio gerente general de K-UTEC quien afirmó que se necesitaba un poco más de tiempo para desarrollar un proceso sostenible altamente eficiente. “Dentro del proceso pensamos usar todos los componentes valiosos disueltos en la salmuera no solamente uno de ellos”, indicó.
En cuanto al segundo punto, queda claro también que no se desarrollaron las pruebas necesarias para escalar “el proceso descubierto” a una capacidad de producción anual de por lo menos 5.000 toneladas métricas. Tal como se señala en el reporte de Industrial Minerals, “al explicar el proceso a Industrial Minerals, un vocero de la GNRE aseveró que inicialmente se usó cal para separar el magnesio. Pero, con volúmenes grandes de este elemento presentes, los costos de producción aumentaron mucho. Por tanto [K-UTEC] ha elegido el sendero de los sulfatos, con óptimos resultados en la recuperación del litio, añadiendo que la investigación de métodos alternativos de optimización es permanente”.
Para cerrar esta argumentación, es necesario que mis lectores sepan que, según una comunicación publicada el mes de diciembre del pasado año por Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), a través de la cual se informa que “debido a consultas recibidas en virtud de la 2da información (Ingeniería a Detalle) que fue remitida el 20 de noviembre, se ha determinado recepcionar las mismas hasta horas 15:00 del día 15 de diciembre de 2017”, el proceso de contratación para la construcción de la planta industrial de carbonato de litio podría continuar demorado por unos meses más. Sorprende aquí el hecho de que recién a fines de la tercera semana del mes de noviembre se hubiera entregado a las empresas participantes en el proceso de contratación la ingeniería a detalle. ¿Qué sucedió? ¿Es que K-UTEC confrontó dificultades en el cobro de sus servicios por el alargamiento del plazo de la consultoría y no entregó sus informes a YLB hasta que le terminaran de pagar?
Dicho todo lo anterior, volvamos ahora al objeto de este artículo. Hace pocos días he tenido acceso a una publicación (en alemán) de la Fundación Konrad Adenauer Stiftung (KAS) titulada “Del petróleo a las perspectivas de litio de las nuevas cooperaciones de materias primas”, en cuyo acápite referido a Bolivia se presentan algunas informaciones reveladoras.
En primer lugar, se menciona que “el desarrollo del litio se debe en gran medida a tecnología y conocimientos extranjeros, por lo que actualmente la empresa K-UTEC Salt AG Technologies de Turingia (Alemania) se encargó del diseño de la construcción de una extracción de litio…”. Esto sólo reconfirma lo que ya se comentó en torno a la “tecnología boliviana” del litio.
En segundo lugar, se habla del consorcio alemán AFK, formado por ACI Systems GmbH – miembro del Grupo ACI con asiento en Baden-Wurttemberg, un fabricante internacional de plantas de procesamiento de Perú y una empresa de construcción internacionalmente activa de Santa Cruz, Bolivia que, después de varias rondas de decisión se hallaría en un lugar prometedor de la licitación internacional para la construcción de la planta industrial de litio. Aquí cabe preguntarse qué le haría pensar a la Fundación KAS que el citado consorcio se pudiera hallar en una situación privilegiada de la convocatoria si, como vimos anteriormente, ésta aún se encontraba hasta mediados de diciembre recibiendo consultas sobre la ingeniería en detalle.
En tercer lugar, se da cuenta de la firma de un Memorando de Entendimiento entre AFK y YLB en el que ambas partes acordaron la especificación y elaboración adicionales de una propuesta integral para el establecimiento de una asociación boliviano-alemana para la extracción y uso de materias primas de salmuera cruda y la construcción de baterías en Bolivia, para cuyo efecto se crearía un joint venture entre YLB (con una participación del 51%) y empresas alemanas asociadas (con una participación del 49%).
Todo parece indicar que este acuerdo preliminar sería el motivo de optimismo del primer mandatario de Bolivia respecto al litio y que, posiblemente, se estaría preparando para dar el anuncio oficial de la conformación de la alianza estratégica boliviano-alemana en su discurso del 22 de enero próximo. Sin embargo, me pregunto si esto no podría generar un eventual conflicto de intereses entre la YLB y la AFK que amenazaría con empañar la transparencia del proceso de contratación de la empresa encargada de construir la planta industrial de carbonato de litio. Por último, si bien se puede entender el interés del primer mandatario del país por avanzar cuanto antes hacia la tercera fase de la estrategia de industrialización del litio, no estaría demás que se informe mejor respecto a si el consorcio alemán representa la mejor opción para hacerlo. Como dice el refrán: “No por madrugar, amanece más temprano”.
* Versión en español del artículo original publicado en fecha 02 de enero de 2018 en Seeking Alpha, el sitio web bursátil más importante de EEUU, solamente para suscriptores y abierto al público en general el día 8 de marzo de 2018 (Véase: https://seekingalpha.com/article/4154418-evo-morales-you-imagine-projects-lithium).
** Analista de la Economía del Litio y Autor Premium de Seeking Alpha desde 2009.