Abril 29, 2025 -HC-

El olvido es el peor recuerdo

Elizabeth Salguero se suma al equipo de columnistas de Urgentebo. Ella inicia su columna con el pedido de que no se olviden los sangrientos hechos de la dictadura argentina. El 24 de marzo hubo una movilización multitudinaria en Buenos Aires con una sola voz.


Jueves 29 de Marzo de 2018, 4:15pm






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El pasado 24 de marzo se recordaron los 42 años del golpe militar en Argentina, cuando en 1976 se derrocó al gobierno democrático de Isabel Perón y un triunvirato integrado por el teniente general Jorge Rafael Videla, el almirante Emilio Eduardo Massera y el brigadier Orlando Agosti, tomó de forma violenta las riendas del país del sur.

De esa manera, comenzaba el periodo más brutal de la historia del vecino país, marcado por secuestros, torturas, desapariciones, el robo de recién nacidos y el asesinato de argentinos y argentinas, la mayoría jóvenes, que pensaban diferente a los que sembraron terror desde el Estado. Es, sin duda, la página más tenebrosa de la Argentina, con 30 mil desaparecidos. Hubo miles de exiliados y aniquilación de seres humanos, que silenció los sueños por justicia social, penetrando con terror en cada rincón del territorio.

“La Perla” fue el mayor de unos 60 centros clandestinos de detención, torturas y exterminio que funcionaron en el área del III Cuerpo de Ejército y uno de los más grandes del país durante la última dictadura. Era conducido por el represor Luciano Benjamín Menéndez.  Por ese lugar, ubicado a unos 12 kilómetros de la ciudad de Córdoba, pasaron más de 2.200 detenidos-desaparecidos, y de donde salieron muy pocos sobrevivientes.

También fue uno de los más grandes campos de concentración y exterminio de la Argentina, junto a la ESMA y Campo de Mayo.  De los sobrevivientes surgió la iniciativa de convertir a La Perla en Espacio para la Memoria, algo que fue oficializado por el ex presidente Néstor Kirchner hace 11 años.

Este año, marchas multitudinarias exigieron seguir adelante con las políticas de memoria, verdad y justicia, así como dejar de criminalizar la protesta social.  En este contexto, la conmemoración se realizó en medio de  la discusión referida a si los militares presos, deben recibir el beneficio de terminar su condena con prisión domiciliaria. La mayoría piensa que no, otros opinan que a pesar de haber cometido delitos monstruosos, no se les debería dar un trato indigno a pesar de lo que ellos hicieron con sus víctimas.

Pero ¿qué llevo a la represión cruenta de los militares? Evidentemente en la época existía la consigna que venía del norte de luchar contra el comunismo. Pero este no era el único motivo, la dictadura cívico-militar-clerical del ’76 dirigió el proceso de desmantelamiento del aparato productivo, lo hizo en beneficio de los sectores financieros e industriales, que actualmente se encuentran gobernando.

En este contexto, el gobierno de los empresarios en el poder viene utilizando todos los recursos, que la correlación de fuerzas le permite, para hacer retroceder todos los avances en materia de derechos humanos.

Así el año pasado la Corte Suprema declaró aplicable el beneficio del 2x1 para las penas de prisión por delitos de lesa humanidad. La respuesta popular fue movilizaciones en todo el país, cuyo epicentro se vivió en Buenos Aires donde 550.000 personas desbordaron la Plaza de Mayo y los alrededores.

También en el último informe de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad de enero de este año, señala que más de la mitad de los detenidos  por violaciones a los derechos humanos se encuentran con arresto domiciliario.

En la misma línea, continúan los ataques a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Todo en un contexto de aumento de la represión que derivó en la muerte de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, y en pleno recrudecimiento de los casos de asesinatos políticos.

El objetivo del gobierno es forzar un cambio de paradigma, se intenta borrar la memoria histórica que solo se mantiene viva gracias a la lucha de cientos de miles de jóvenes, trabajadores, estudiantes y obreros. Como dicen dos consignas callejeras: “Sin memoria no hay futuro, sin historia no hay identidad”. “Que nadie se acostumbre a la tristeza, ni a la injusticia”.

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