Enero 10, 2025 -H-

La triple A y la triple M


Lunes 28 de Agosto de 2023, 12:00pm






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Hace unos días presenciamos el develamiento del monumento conmemorativo del maestro músico Ernesto Cavour en el Parque de las Culturas, en los espacios de la estación Jacha Uta del teleférico rojo en La Paz. Nos llamó la atención que los apellidos de los fundadores de la Asociación Boliviana del Charango, tres eximios ejecutantes y compositores, empiezan con la letra c: Centellas, Cavour y Cameo. Actualmente el presidente de dicha asociación es Alfredo Coca. Fue una mañana memorable, un grupo de niños, llegados de varios municipios de Cochabamba, amenizó el acto interpretando composiciones de los maestros del charango. Tenemos en puertas un ejército de charanguistas que nos ayudará a sobrellevar nuestras alegrías y desdichas, a la que, por desgracia, estamos acostumbrándonos peligrosamente y dejando pasar los estropicios de los legisladores.

 Nos hacíamos esa pregunta pensando en el pueblo argentino, enfangado en una crisis. Para salir de esa situación, promovieron el Plan Brady (1992), cuyo propósito era enmendar la horrorosa gestión de las dictaduras militares, pese a ese intento, dicho plan no logró satisfacer el problema estructural. Lo que sucede en la Argentina nos inquieta de diferentes maneras, allí moran casi un millón de bolivianos.

Durante su accidentada historia, la Argentina tuvo y tiene en el peronismo, un puerto donde atracan las tendencias de izquierda y derecha, generando pugnas feroces por el poder. Así, el año 1973, apareció la Alianza Anticomunista Argentina, la Triple A, engendrada desde las filas conservadoras del peronismo y liderada, pensada y armada por un policía, aficionado a las prácticas esotéricas y miembro de la logia masónica Propaganda Due o P2, llamado El Brujo, Lopez Rega. Este obtuvo el apoyo de las Fuerzas Armadas y la Policía Federal que le reclutaba matones para ejecutar a sacerdotes ligados a la Teología de la Liberación, artistas vinculados a la izquierda, intelectuales, periodistas y a sus mismos militantes considerados “infiltrados marxistas”, desatando  un baño de terror y sangre que le permitió acumular  poder hasta convertirlo, prácticamente, en el  Primer Ministro del gobierno de la viuda de Perón,  María Estela Martínez,(1973-76) devenida en presidente  de la Argentina. López Rega, Julio Yessi, Alberto Villar fueron responsables, con su corte de fanáticos, de la desaparición forzada de 900 personas y 1.500 atentados, según los datos del Archivo Nacional de la Memoria argentino. Una selección de este grupo de asesinos y delincuentes, fueron pronto a servir a la dictadura militar (1976) que desarticulo este grupo para asimilarlo al SIDE (Secretaria de Inteligencia del Estado).

El año 1975, López Rega escapó de Buenos Aires, advertido del inminente golpe. Durante más de una década gozó de su enorme fortuna y, perseguido incesantemente, decidió   entregarse el año 1987 y morir en prisión, antes de su sentencia. Todo este regadero de asesinatos y dolor no tuvo ningún efecto positivo sobre la crisis argentina, al contrario, fue el inicio de otra triple conjunción aviesa que puede repetirse.

Nuestro vecino reinició otra fase de su debacle moral y económica, con una sucesión de gobernantes encabezado por Carlos S. Menen (1989-1999. 2005-2021) que en dos gestiones armó las privatizaciones, asumiendo el neoliberalismo promovido por el Consenso de Washington. Privatizó YPF y Gas del Estado, Aerolíneas Argentinas, Redes Ferroviarias, entre otras; etapa que en el nuestro Estado imponían medidas similares.

Decretó la Ley de Reforma del Estado, bajo el lema de su aliado conservador Alsogaray: “Achicar el Estado para engrandecer la Nación”. Su primera gestión logró cierta estabilidad económica y crecimiento, pero estaba engendrando los monstruos de la deuda pública y la hiperinflación.

Mauricio Macri, (2015-2019), ganó las elecciones, luego de un intermedio del peronismo, intentando enderezar los entuertos, repitiendo medidas complementarias neoliberales como la disminución de subsidios y la devaluación de su moneda en un 40%, sin lograr controlar la inflación. La pobreza aumentó y achicó a la clase media, sujeto político que ahora se desplaza vertiginosamente de un extremo a otro, angustiada por la incertidumbre; su condición sicológica colectiva es propicia para los mensajes mesiánicos, interludio que promueve y engendra profetas de encendida retórica.

Así, emergió Milei, anarquista ultraliberal, que promete cambios delirantes que pueden llevar a la Argentina a una debacle mayor. Las tres emes y una cuarta que puede suceder.

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