Diciembre 23, 2024 -H-

Billetes

Por ello, quitar a Guzmán de Rojas de los billetes no es una medida que se justifique desde ningún punto de vista, ni siquiera ideológico.


Jueves 12 de Abril de 2018, 9:30am






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Ya está con nosotros el primer integrante de la “familia de billetes del Estado Plurinacional de Bolivia”. Tomando en cuenta que es la Constitución del 2009 la que así lo denomina, el cambio tardó un poco más de lo previsto.

Como saben los numismáticos, los cambios de billetes no son gratuitos. No siempre se deben a políticas económicas sino, fundamentalmente, políticas. Al hablar ahora de un “Estado Plurinacional de Bolivia”, teóricamente distinto a la “República de Bolivia”, no se puede esperar que el cambio sea formal. Lo que se viene, y así se confirmará cada tres meses, de aquí en adelante, es una declaración de principios traducida en la simbología a representarse en los nuevos billetes.

El primer ejemplo es el de 10 Bolivianos. Las imágenes de los héroes que figuran en él son de José Santos Vargas, Apiaguaiki Tumpa y Eustaquio Méndez. En una primera mirada, parecería que la inclusión de tres figuras en vez de una tiende a la inclusión. El tambor Vargas nació en Oruro y combatió en la guerrilla de Ayopaya, ubicada entre los hoy Departamentos de La Paz y Cochabamba. Méndez, como si fuera necesario decirlo, es la figura central de Tarija mientras que Apiaguaiki, o Capiaguazú, es un poco conocido líder chiriguano que sublevó a su gente contra los hacendados blancos tan tarde como 1892. Si alguien dice que representa al oriente boliviano, la apreciación es bastante discutible si se toma en cuenta que la insurrección del Tumpa fue, más bien, en el territorio entre el Río Grande de Santa Cruz y el Bermejo; es decir, con más influencia de la región chaqueña. Precisamente para aclarar mis dudas, prefiero esperar algún pronunciamiento por parte de los historiadores cruceños al respecto.

Luego está el detalle paisajístico. En el billetes está una imagen de las cavernas de Umajalanta y la Isla del Pescado, la del Salar de Uyuni, ambas en el Departamento de Potosí. La iconografía se completa con un colibrí gigante y la Puya Raimondi, fauna y flora de la región occidental del país.

Lo que llama la atención son las exclusiones. En Potosí ya se alzaron voces contra el relegamiento de Cecilio Guzmán de Rojas, que aparece en el billete de 10 Bolivianos de la anterior “familia”, y al que seguiremos viendo pero solo hasta que esas piezas valoradas sean retiradas del mercado por deterioro.

Que se excluya a Melchor Pérez de Holguín, que está en el billete de 50 Bolivianos y representa a los artistas del ahora poco apreciado periodo virreinal, es un hecho que podría entenderse, no sin antes agotar debate, pero lo de Guzmán de Rojas no tiene justificativo alguno.

Los historiadores del gobierno, o quienes estén asesorando en este cambio, tendrán que recordar que el pintor potosino fue el principal representante del indigenismo con cuadros que recorrieron el mundo y, así, reflejaron una realidad que era desconocida en Europa. Cuadros como el “Cristo aimara” y “El beso del ídolo” se han convertido en iconos de esa corriente.

Por ello, quitar a Guzmán de Rojas de los billetes no es una medida que se justifique desde ningún punto de vista, ni siquiera ideológico.

Ahora bien, por lo descrito, y si de exclusiones de trata, es más que obvio que la amplia región amazónica, que comprende al oriente boliviano, no ha sido tomada en cuenta en este primer billete así que habrá que esperar que aparezca en el siguiente.

Por lo apuntado, será interesante conocer los justificativos históricos y sociológicos de esta nueva “familia”.

 

 

 

 

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

 

 

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