Que penoso y hasta antipático es asistir a una fiesta por obligación, sabiendo que estás enfermo y que lo mejor es quedarte en casa a tratar de recuperarte. Llegar indispuesto: con dolor de cabeza, fiebre, presión alta, estrés galopante, ojos colorados, dolor de huesos, con afonía patética, rostro pálido, todos los síntomas que evidencian tu debilidad, tus pocas ganas de caminar, menos comer, beber algo. Ni qué decir charlar, tomarte fotos, saludar y departir con otros invitados y, mucho menos aún, tener que bailar. Ahí es donde sientes que el organismo deteriorado, el estado de ánimo por los suelos, te pueden jugar una mala pasada y llegar a colapsar, todo para terminar internado, con diagnóstico reservado.
Bueno, así comienza la Selección Boliviana su participación en la fiesta del fútbol continental. Sin expectativas, sin ambiciones, sabiendo que lo que puede venir en esa reunión puede ser algo verdaderamente duro. Bolivia en la Copa América de EEUU es “el convidado de piedra”. En otras ocasiones se hubiese dicho que era la “Cenicienta” del evento. Hoy no llega a ese rango de protagonismo, pues hasta ese personaje da la sorpresa a medianoche, primero sorprendiéndose a sí misma por el conjuro de la “bruja buena”.
Los que nos sentimos mal somos nosotros, que seguiremos desde lejos cada una de las vicisitudes que deba afrontar nuestro equipo en el torneo que arranca esta noche en Atlanta entre Argentina y Canadá. Los albicelestes que llegan a defender su título y además con el agregado de ser campeones del mundo. Un cuadro totalmente consagrado, confirmando a su estrella Leo Messi como el referente que hoy mueve todos los intereses deportivos y comerciales en Estados Unidos, el país anfitrión. Los dueños y quienes manejan el marketing corporativo del poder económico en el mundo. Los norteamericanos “se han comprado” la Copa América y han decidido que sea la antesala para la Copa Mundial 2026, donde además serán uno de los 3 países sede, junto a México y Canadá. ¡Vaya fiesta que se va a vivir!
De entrada, ya se tienen establecidos a los que marcarán la diferencia y siempre son favoritos en este tipo de competiciones. Si tenemos que hacer una tabla referencial de los grandes protagonistas y sus opciones de campeonar, a nivel de la CONMEBOL, pondríamos en esa lista a Argentina, Brasil y Uruguay en una primera línea. A Colombia, Ecuador y Chile en un segundo nivel. Venezuela, Paraguay y Perú en un tercero; luego Bolivia, la más depauperada por lo visto hasta el momento en los partidos de preparación y la más pobre, futbolísticamente hablando.
No olvidemos que, en esta versión de la Copa América, 6 equipos de la CONCACAF formarán parte Estados Unidos, México y Canadá, que probarán su fútbol a nivel de selecciones a 2 años de jugar en los 3 países el Mundial de la FIFA 2026. Agregamos también a Costa Rica, Jamaica y Panamá. 3 buenos equipos, que tienen a una gran parte de sus jugadores destacados en torneos fuera de sus territorios, mejorando día a día su performance.
En esta oportunidad y a diferencia de otras citas de Copa América, los bolivianos no sabemos qué esperar de nuestro equipo. Por lo mostrado en pasados días ante Colombia, Ecuador y la selección sub 23 de México, nada bueno seguramente. El marco de incertidumbre es exponencial en el país. Todos son muy pesimistas. Al momento no hay un boliviano que apueste un voto de confianza a esta Selección. Como dice la prensa internacional, “Bolivia es una Selección inexistente”.
Y es que a eso nos ha llevado el rendimiento tan bajo que nos ha mostrado el equipo dirigido por Zago y que venimos arrastrando desde hace décadas por problemas de fondo y forma en nuestro fútbol. Nadie hace nada para revertir esta penosa situación. Tal vez con la gran frustración y vergüenza que sintamos todos en los partidos que nos toque disputar en el torneo, sirva para realizar un trabajo serio y bien planificado, pero que será a muy largo plazo.
Hay que demoler esta edificación sombría y endeble para trabajar y fabricar una estructura nueva, y replantear una ingeniería acorde a las circunstancias y la exigencia que el fútbol moderno demanda hoy a todo nivel.
De momento “a tragar el estiércol” que nos espera en el campeonato, deseando de todo corazón no sea tan infame y cruel, como pensamos que puede ser.
Los jugadores, no dicen nada y adelantaron que no tendrán contacto con la prensa boliviana, pues hemos sido muy duros con ellos. Me pregunto: ¿Qué esperaban? ¿Qué los alabáramos? ¿Qué seamos condescendientes con su pésima producción?,¿Qué “nos hagamos a los locos” con los partidos impresentables que disputaron fuera del país? ¿Qué pongamos “el pecho a las balas” con las críticas mordaces e irreverentes de los medios de información internacional? Tal vez que les diéramos una caricia en la espalda diciéndoles: “No importa muchachos, será en otra. Vamos que algún día podremos”.
Destacando las palabras de David Heredia, amigo y colega. “Ya no reaccionen por el técnico, por los dirigentes, por la afición, por el país. Háganlo por ustedes, por sus familias”. Finalmente, esto es fútbol y en la cancha se juegan 11 contra 11.
Vivan la fiesta de la Copa América, metiéndose en el protagonismo, disfruten dando todo de ustedes. Y no salgan en camilla, directo a un hospital a la sala de terapia intensiva, luego de colapsar penosamente por asistir a esta cita enfermos.
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