9 de abril (Infobae).- Autoridades sanitarias de Brasil informaron este jueves que 141 personas murieron de Covid-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, durante las últimas 24 horas, cifra diaria que marca un nuevo récord para el país y lleva el total a 941 muertos.
La cantidad de casos positivos, en tanto, es de 17.857, 1.930 más que el día anterior. Sin embargo, el ministerio de Salud de Jair Bolsonaro advirtió que el número real de infectados podría ser más elevado ya que sólo los pacientes ingresados en hospitales se someten a pruebas y hay casos en espera de confirmación.
Brasil registra 34.905 hospitalizaciones por síndromes respiratorio agudo, lo que representa un aumento del 277% en comparación con el mismo período en 2019.
San Pablo, el estado más poblado, sigue siendo el más afectado por el COVID-19.
Trabajadores informales y autónomos de Brasil comenzaron a recibir este jueves un subsidio de 600 reales (unos 120 dólares) aprobado por el Gobierno del presidente Jair Bolsonaro para paliar los efectos económicos de la crisis del coronavirus.
El dinero será entregado mensualmente entre abril y junio a todos los trabajadores informales y, según cálculos del Gobierno, podría beneficiar a más de 50 millones de brasileños -una cuarta parte de la población- cuyos ingresos se verán mermados por las restricciones impuestas por el COVID-19.
El ministro de la Casa Civil (Presidencia), Onyx Lorenzoni, afirmó que en las primeras horas de este jueves 2,6 millones de brasileños ya habían recibido la ayuda, tras solicitarla a través de una aplicación móvil o en la página puesta a disposición por el Ejecutivo en internet.
No obstante, miles de personas se han visto obligadas a realizar largas filas en las sedes de la administración tributaria para regularizar su identidad fiscal, conocida como CPF, la cual muchas veces es bloqueada por la falta de información, entre otros motivos.
Las aglomeraciones se produjeron este jueves en varias ciudades, especialmente en las regiones norte y nordeste, pese a las recomendaciones de las autoridades sanitarias para evitar la propagación de la pandemia, la cual empieza a acelerar en el país.
El subsidio de 120 dólares forma parte de un paquete de medidas lanzado por el Gobierno para combatir las consecuencias del frenazo económico entre millones de brasileños, especialmente los de las clases más pobres, que buena parte viven del trabajo informal.
De acuerdo con el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, los trabajadores informales representan el 40,6 % (38 millones de personas) del total de empleados del país, castigado por unos elevados índices de desempleo.
Bolsonaro se ha respaldado en las estadísticas de paro para justificar su insistencia en la apertura de los comercios y pedir la vuelta de los brasileños a sus puestos de trabajo, desoyendo las orientaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de su propio Ministerio de la Salud.
“Las consecuencias del tratamiento no pueden ser más perjudiciales que la propia enfermedad (...) El desempleo lleva a la pobreza, el hambre, la miseria y a la propia muerte”, aseveró el miércoles el jefe de Estado en un nuevo pronunciamiento en cadena nacional de radio y televisión, el quinto que realiza en apenas un mes sobre la pandemia.
Brasil confirmó el primer caso de COVID-19 el 26 de febrero. Un hombre de 61 años de edad de São Paulo contrajo el coronavirus en un viaje a Italia, que tiene una alta tasa de casos de la enfermedad.
La primera muerte fue confirmada 20 días después, el 17 de marzo. El paciente era un hombre de 62 años que tenía diabetes e hipertensión. No tenía antecedentes de viajes al extranjero.