La Paz, 1 de mayo (Urgentebo).- Viernes 1 julio de 1983. Julio Rojas Pérez llega a las 16.30 a radio Panamericana, ubicada en la calle Potosí. Se topa con dos desconocidos de lentes oscuros que lo esperaban. El periodista es consultado si era el que buscaban. Él da una respuesta afirmativa. Luego, los tres se dirigen a un vehículo negro y parten hacia el aeropuerto de El Alto.
La época de la dictadura militar había culminado un año antes tras el colapso del gobierno de facto de Luis García Meza. En el 83, el país era gobernado por Hernán Siles Zuazo en un sistema democrático.
El periodista no tuvo tiempo para sacar pilas, casetes o avisar a sus compañeros de trabajo que iba a entrevistar a uno de los hombres más buscados por inteligencia de la Policía, la Interpol y la DEA: Roberto Suárez, “El Rey de la Cocaína”.
Al llegar al aeropuerto, los dos sujetos bajaron del vehículo y llevaron a Rojas a un avión de carga de carne. En el interior de la areronave, coincidió con tres colegas periodistas: Guido Pizarroso del periódico HOY, Jorge Saracho de radio Nueva América y Enrique Crespo del periódico El Diario.
Los cuatro periodistas se acomodaron en asientos al lado de turriles y carga. Así comenzó el vuelo rumbo al encuentro con Suárez, también conocido como “Robín Hood”, porque financiaba algunas obras sociales en las áreas rurales. Era uno de los mayores narcotraficantes que proveía de drogas al mundo y era buscado por los organismos de seguridad de EEUU.
Ya son las 19.30. Los periodistas arribaron a una estancia en la amazonia de Bolivia. No sabían dónde estaban y la tripulación anunció el cambio de estrategia para abordar dos avionetas. “Dos fuimos en una y yo con el periodista de El Diario, en otra”, explica Julio Rojas al periódico digital Urgentebo.
El plan del cambio de aviones se activó para resguardar la seguridad de los cuatro comunicadores y evitar que el servicio de inteligencia del Estado y EEUU los siguiera.
Los periodistas lograron la entrevista mediante un “contacto” que hasta ahora es desconocido y que los llamó. El periodista de Panamericana recibió al menos tres llamadas en junio. A su colega del periódico HOY, lo llamaron el jueves 31de mayo para coordinar el viaje.
El encuentro
Las 06.30 del sábado 2 de julio. Se hizo un nuevo viaje con las dos avionetas y luego de 20 minutos de vuelo se arribó a una estancia desconocida.
Según la nota “Grupos de entrenados por expertos libios protegen a Roberto Suarez”, publicada el 3 de julio y escrita por Guido Pizarroso, las aeronaves atravesaron Santa Ana, San Borja y Espíritu Santo y llegaron a un lugar desconocido donde fue el encuentro.
A las 08.45, el Rey de la Cocaína recibió a los cuatro periodistas con una pistola bañada en oro de marca BRWNING al cinto. Vestía camisa y pantalón de color plomo y estaba escoltado por dos guardaespaldas armados con ametralladoras.
Alto de estatura, físico bien tratado, con voz fuerte y segura se presentó: “Señores: yo soy Roberto Suárez, no soy un anciano como dice la DEA”.
Antes de comenzar la entrevista, el narco pidió un cuestionario y les consultó los temas a hablar. La entrevista culminó a las 15.00, aproximadamente.
La confesión
Varias fueron las consultas de los periodistas, una de ellas, por ejemplo, referida al envío de droga a EEUU. Suárez calificó esas acusaciones como falsas y que era parte de las presiones de la DEA contra el gobierno de Siles Suazo.
Relató que el Estado consiguió esa versión “torturando a los traficantes” para que lo inculpen. “Así lograron cinco juicios”, dijo al iniciar la entrevista.
Acusó a Mario Roncal, Ministro del Interior de aquel entonces, “de sentenciarlo con la cárcel”. Dijo que no le encontraron un gramo de cocaína encima o con las manos en la masa. “Lo que hay son declaraciones sacadas a palos o con otro tipo de torturas”. Negó que incitara al pueblo de Santa de Yacuma, Beni, de protegerlo como lo había aludido la autoridad gubernamental.
Condicionó su entrega al gobierno del expresidente norteamericano, Ronald Reagan, si es que ese país se hacía cargo de la deuda externa de Bolivia. En 1982, la economía boliviana estaba en crisis. Por ejemplo, la deuda era de aproximadamente $us 2.803 millones ante un Productor Interno Bruto (PIB) de $us 1.800 millones.
La despedida
Agradecido por la entrevista, “El Rey de la Cocaína” invitó a los periodistas a pasar la noche y uno de ellos se opuso porque debía publicar la entrevista el domingo 3 de abril y su página de apertura estaba ya diseñada.
Suárez volvió a agradecerles y pidió esperar una media hora ya que enviaría una avioneta a traer “algo”. Luego, los reporteros partieron “con la misión de informar”.
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