Diciembre 24, 2024 -H-

Con la economía, no se juega…

Es cierto que el papel aguanta todo y que un Decreto puede imponer salarios altos, sin embargo, nunca podrá obligar a nadie a invertir para perder, ni tampoco a crear empleos a costa del patrimonio familiar.


Miércoles 25 de Abril de 2018, 11:30am






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¿Ha escuchado la expresión “parece un pliego petitorio de la COB”? Se la utiliza en Bolivia cuando ciertos planteamientos son tan exagerados en cuanto a su cantidad que no merecen ningún crédito, dada la imposibilidad de atenderlos.

Quienes vivimos la dolorosa década perdida de los 80 recordamos cómo la dirigencia cobista arrinconaba al gobierno -de forma irresponsable- con sendos pliegos petitorios que no hicieron sino llevar a la economía del país, al desastre. Tal parece que la COB vuelve ahora por sus fueros…

Ocho Ministros de Estado fueron necesarios para sentarse a hablar con la COB sobre su pliego petitorio de más de 80 puntos (económicos, sociales, normativos y productivos) brillando con luz propia el irracional pedido del incremento salarial del 10% al básico y 15% al mínimo, condicionado además a un diálogo bilateral COB-Gobierno -a escondidas y en voz baja, como dice la canción- excluyendo al principal generador de empleo en el país, el empresariado privado, algo que está muy mal.

¡Ojalá que la reunión de tres horas (12.4.18) del Presidente de la CEPB, Ronald Nostas, con los Ministros de Economía y Finanzas Públicas, y de Planificación del Desarrollo, sea aquilatada y que la información brindada sirva para equilibrar sus decisiones!

El menor crecimiento de la economía; la subida del desempleo abierto, el subempleo y el desempleo disfrazado; la menor calidad de la ocupación y la caída de su remuneración en los “eventuales” del sector público; la baja de la utilidad promedio por empresa, a casi la mitad de hace seis años; la constante subida del costo salarial; el severo impacto de su aumento obligatorio y su efecto en cascada, debido a los beneficios sociales; la distorsión de la curva salarial; la creciente informalidad que compite deslealmente con quienes ineludiblemente asumen nuevos costes, operando en la legalidad; y, la baja de la competitividad, con un dólar anclado por años que hace perder mercados externos y el interno, deberían ser motivos suficientes para pensarla dos veces y no repetir los errores del pasado.

Es cierto que el papel aguanta todo y que un Decreto puede imponer salarios altos, sin embargo, nunca podrá obligar a nadie a invertir para perder, ni tampoco a crear empleos a costa del patrimonio familiar.

El Ministro de Trabajo declaró recientemente que el pedido de la COB no debería comprometer la estabilidad económica ni la inversión para que el país siga creciendo. Dios quiera que sea así, por el bien de los propios trabajadores…

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

Santa Cruz, 25 de abril de 2018

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