Diciembre 27, 2024 -H-

De La Paz a El Alto: ¿solución o mentira?


Jueves 8 de Agosto de 2024, 9:15am






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Debo ser honesto y decir que me cuesta mucho asimilar el cambio de sede en las clasificatorias a la Copa del Mundo. A lo largo de estos días, luego de conocer la noticia y venir escuchando diferentes opiniones de colegas y gente del fútbol, mi criterio tiene un fundamento ambiguo pues, por un lado está el de decidir dónde jugar cualquier partido con la Selección Nacional es un tema que nos atañe solo a los bolivianos.

En cualquier país soberano, los entes que manejan el fútbol profesional deciden dónde sus selecciones jugarán los cotejos oficiales, independientemente si las ciudades escogidas dan o no ventajas deportivas por distintos temas que de alguna manera u otra beneficien a sus intereses de lograr objetivos. Cada nación es libre de elegir y apostar a ese derecho.

En Bolivia, desde 1997 hemos sido vulnerados en nuestra libertad de elección de sede, porque simplemente se les ocurrió a los dirigentes máximos de la región que jugar en La Paz ponía en riesgo su clasificación a un Mundial de Fútbol. Un capricho “trasnochado y mezquino” que tuvo en la CONMEBOL a su institución cómplice que avaló esa decisión “descabellada” y absolutamente coercitiva, haciéndonos vivir momentos tensos y de zozobra que exponencialmente traumaron a los bolivianos que supimos encontrar los medios idóneos de defensa para hacer que la FIFA revierta ese famoso “veto a la altura”.

Sin embargo, 10 años después el tema volvió a la palestra y con más fuerza. Esa medida tenía que ser aplicada y no daba margen a la discusión. La siempre cuestionada dirigencia sudamericana, se empeñaba en destruir el derecho boliviano de elegir su sede para partidos de la Selección Nacional, sin tomar en cuenta que el daño podría tener un efecto dominó que de manera sistemática afectaría en todo sentido al nuestro occidente patrio. Hoy y por otros temas aún más escabrosos, esa dirigencia “pasó a mejor vida” o están en alguna prisión de EEUU por actos de corrupción.

Por otro lado, el trauma de perder La Paz como sede de la Selección Boliviana y el Estadio Hernando Siles como escenario para partidos internacionales en eliminatorias mundialistas se volvió un ideal de nacionalismo, sobre todo para el aficionado paceño. Y claro, no podía ser de otra manera por los traumáticos acontecimientos de esos años sombríos y de esa dirigencia sudamericana, cuestionada e indolente, capaz de desarchivar en cualquier momento y de acuerdo a su conveniencia este triste tema y hacer de el algo recurrente, aprovechando la mínima oportunidad para activar un plan obscuro y maquiavélico.

Ahora bien, actuando con el derecho que nos corresponde y sin ser abanderados de la susceptibilidad, los bolivianos estamos en la libre disposición de elegir nuestras sedes para que la Selección juegue partidos internacionales a nivel oficial o amistosos, sin que nadie cuestione nada. En ese sentido la Federación Boliviana de Fútbol decidió el cambio de sede de La Paz a El Alto, en el entendido que jugar a mayor altitud, le da mayor ventaja deportiva.

Pero ¿qué del trabajo y producción futbolística del equipo? Hace un mes nada más, terminó la participación boliviana en la Copa América en los Estados Unidos, siendo últimos y catalogados como lo peor del torneo. Jugadores sin formación, con un campeonato depauperado; con problemas estructurales de fondo y forma en el concepto mismo de la organización de nuestro balompié. Sin trabajo en divisiones menores, sin torneos competitivos, sin instituciones deportivas que fomenten la práctica de esta disciplina a todo nivel y con un atraso más que lamentable del fútbol moderno. El cambio de sede de la ciudad de La Paz a la ciudad de El Alto suena también como una mentira entre nosotros mismos.

Analizando bien, el remedio podría resultar ser peor que la enfermedad. Un paliativo pasajero que haga pasar momentáneamente el dolor de cabeza, sin curar el verdadero malestar, pues el paciente, necesita cuidados intensivos para gradualmente seguir un tratamiento que lo saque del estado de coma en que se encuentra.

Comenzado un nuevo proceso con Óscar Villegas al mando de la Dirección Técnica. Profesional boliviano que goza de la confianza del aficionado futbolero, al menos en esta parte del país. Dejando en claro además que el plan de la Federación Boliviana de Fútbol es hacer un trabajo a largo plazo los siguientes 10 años. Argumento válido y aceptado también en todo el territorio.

Entonces surgió la noticia del cambio de sede. Los siguientes partidos por las clasificatorias a la Copa del Mundo se disputarán en el Estadio de Villa Ingenio y ya no en el Hernando Siles. Medida que no deja de llamar la atención. Bien por la ciudad de El Alto y los aficionados alteños. Pero ¿será la mejor medida? o ¿es apostar a ganar como sea los siguientes encuentros, dejando de lado el proyecto Selección y la labor a largo plazo que se había planificado?

La dirigencia ciertamente trabajó e hizo el lobby respectivo hace mucho tiempo, pues hasta el momento no hay repercusión internacional negativa sobre el tema, pero los partidos aún no se han jugado y nadie sabe si serán beneficiosos o perjudiciales para nuestras aspiraciones futuras.

El “As” bajo la manga de la FBF ¿dará resultado? O solo será un criterio más para la discusión y el debate argumentando lo positivo de recuperar puntos de local o de confirmar la mediocridad de ganar a cuesta de cualquier cosa. ¿Cambiar de un ambiente a otro, cruzando puertas o volteando paredes?

Veremos más adelante y en corto tiempo si el cambio de La Paz a El Alto, del Siles a Villa Ingenio es una medida acertada como solución o una mentira entre nosotros mismos.

Ahí se la dejo.

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