11 de octubre (Buen Vivir).- Algunos personajes de cine, entre ellos de Disney, pueden identificar nuestra personalidad o realidad. Nos sentimos abandonados, luchadores, salvadores o salvados y traicionados, entre otros. La cenicienta, por ejemplo, se queda esperando a un hombre que la aleje de su realidad y la proteja; algunas mujeres tienen este sentimiento.
“El síndrome de la cenicienta es una condición que puede presentarse en la vida cotidiana para valorarse a sí mismas a partir de la protección de una figura masculina”, comenta el psicólogo Armando Luque Ballesteros, experto en terapia familiar y asesor de la red de mujeres emprendedoras AMUE.
En algunos casos, Luque dice que este hecho puede provocar que disminuya la autoestima y aumente la dependencia hacia la pareja. De este modo, en las relaciones de las personas con complejo de Cenicienta existe una dependencia que afecta negativamente la vida de la persona.
El complejo de Cenicienta presenta algunos rasgos que se repiten en las mujeres que sufren esta condición, derivará del grado de dependencia que establezca cada mujer con la figura masculina.
“Las cenicientas tienen baja autoestima, angustia, miedo a la soledad, dependencia de otras personas, dificultades para llevar a cabo nuevos proyectos, rechazo a los cambios. Este síntoma también puede darse en los varones, aunque es más frecuente en el sexo femenino”, comenta el especialista.
Una vez que la persona toma conciencia de este síndrome, puede encaminar su propia superación. Cuando la dependencia, tanto emocional como económica, tiene efectos negativos en su vida cotidiana, no se siente feliz, pero tiene miedo al cambio o la soledad, debe buscar ayuda profesional.
“El espacio que ofrece la terapia psicológica posibilita una ayuda para las personas que atraviesan situaciones de sufrimiento, angustia y/o estrés; del mismo modo, la terapia grupal invita a la reflexión sobre aspectos personales que resultan desagradables. Es en este sentido que trabajamos con las mujeres emprendedoras AMUE, quienes en su mayoría salen de este complejo de cenicienta para empoderarse e independizarse”, relata el psicólogo.
El objetivo de este tipo de abordaje consiste en brindar herramientas para resolver situaciones personales como, por ejemplo, dificultades amorosas, la realización de proyectos nuevos. Si bien esto puede ser complicado en algunos momentos, preparar actividades que impliquen lugares propios y en soledad es una buena forma de desprenderse de aquellas figuras que causan dependencia.
Según Luque, algunas personas piensan que la soledad representa tristeza y angustia. Estos pensamientos pueden ser producto de las experiencias desagradables que hayan tenido durante el transcurso de sus vidas.
Sin embargo, “la soledad puede significar el reencuentro con nuestros pensamientos y deseos más profundos, en este escenario podría romperse la dependencia y dejar de ser cenicienta”, concluye el terapeuta.
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