1 de agosto (Women’s Health).- Antes de acabar la primera semana de los Juegos Olímpicos de París, el sable femenino, una de las disciplinas de la esgrima. En la jornada en la que Simone Biles y el equipo estadounidense hacían historia en los Juegos Olímpicos al ganar un nuevo oro por equipos en la gimnasia artística, la esgrimista egipcia Nada Hafez anunció en redes sociales una noticia que no ha tardado en causar sensación en redes sociales.
El día 29 de julio, Nada Hafez debutaba en el cuadro de eliminatorias del sable femenino ganando a la estadounidense Elizabeth Tartakovsky por 15-13. La celebración de la egipcia fue pura, y sus gritos de celebración han quedado en la mente de todos los testigos. La bonita historia de la africana en la esgrima olímpica terminó cuatro horas después, en los octavos de final, donde perdió por 15-7 frente a la coreana Jeon Hayoung. Nada Hafez, aún triste por la eliminación, rompió a llorar y a saludar al público, como si de la celebración de una medalla se tratase.
Si bien podía parecer el gesto de una deportista orgullosa por competir en los Juegos Olímpicos, las imágenes de Nada Hafez se entienden mucho mejor al leer el comunicado de la egipcia en redes sociales al día siguiente: "Lo que parecían dos deportistas en el podio... ¡Eran en realidad tres! Éramos yo, mi rival, y mi bebé aún por nacer". De esta manera, la esgrimista reveló que estuvo compitiendo en los Juegos Olímpicos durante un embarazo.
"Mi bebé y yo hemos atravesado una buena cantidad de desafíos, tanto físicos como mentales. La montaña rusa del embarazo es dura por sí misma, pero luchar por mantener el equilibrio de nuestra vida y el deporte ha sido agotador, pero ha merecido la pena", reflexiona en el comunicado. "Estos Juegos Olímpicos han sido muy especiales. Tres veces olímpica, pero, esta vez, llevando un pequeño olímpico dentro".
La egipcia se encuentra, además, en el tercer trimestre del embarazo; en el séptimo mes. Relata así una de las historias más bonitas de estos Juegos Olímpicos e inscribe su nombre entre una infinidad de grandes madres que demuestran, con cada vez más asiduidad, que el embarazo y el parto no son obstáculos ni puntos finales en la carrera de las grandes olímpicas. Creando un nuevo paradigma para la maternidad en el deporte.
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