Diciembre 26, 2024 -H-

Las cebras de El Alto sufren maltrato y hasta toques agraviantes

El Semanario El Compadre pone en evidencia que choferes y peatones no respetan a las cebras. “Las mujeres somos más delicadas y los conductores son más rudos con nosotras, nos ven como cualquier cosa en la calle”, se lamentó la cebrita Cecilia, quien mantiene la decisión de ofrecer educación urbana.


Martes 29 de Noviembre de 2016, 9:45am






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La Paz, 29 de noviembre (Urgentebo.com).- Las cebras que trabajan en esta ciudad desde hace un año pusieron en evidencia que hace falta un enorme trabajo en educación y cultura urbana. Señoritas y jóvenes que son parte de este proyecto que es exitoso en La Paz, lamentan el poco respeto de peatones y conductores. Los agravios que sufren desde que se ha puesto en marcha el proyecto llegan al punto de que las mujeres sufren toques agraviantes, según revela el semanario El Compadre.

“Nosotros tenemos que acomodarnos al humor de los conductores y los peatones que están apresurados. No toman en cuenta las recomendaciones que nosotros realizamos, estamos empezando con un proceso de cultura ciudadana”, relató el responsable del programa,  Gerald Castelo. 

El proyecto es una reproducción del que se puso en marcha en La Paz hace 15 años con resultados positivos. Las autoridades de El Alto decidieron implementar el proyecto en octubre del 2015 con el fin de transmitir educación vial a los conductores y peatones.

En la primera fase intervienen desde tres avenidas vitales: Satélite, 6 de Marzo y Juan Pablo II, donde las “cebritas”, mientras los conductores y los peatones esperan la orden del semáforo, hacen juegos o ademanes con el fin  de inculcar educación urbana entre la gente.

El grupo está conformado por  un total de 74 “cebritas”, 58% son mujeres y el 42% son varones.

Según testimonios obtenidos por El Compadre, éste no ha sido año fácil para las “cebritas”,  más todavía para las mujeres. “Ha sido un año  donde hemos podido abrirnos espacios en las  diferentes proyecciones porque en las calles hay muchos gremiales que hacen aparecer como si estuviéramos atropellando su labor, pero les hemos hecho comprender que nuestros accionar es en beneficio de la población”, dijo Castelo.   

Pero sienten el rechazo de algunos choferes impacientes, les cierran las ventanas, les rechazan el saludo, les pisan los pies, les gritan o les dicen groserías.

“Los choferes están pendientes del semáforo, no respetan los pasos peatonales, están contando los segundos para poder pasar” se lamentó. Sin embargo, esta actitud cambia cuando los choferes están en la ciudad de La Paz, donde muestran un mayor respeto por las “cebras” y “burros” de la hoyada-

Las  mujeres “cebritas” son las más vulnerables ante las malas actitudes sobre todo de los peatones que se atrevieron a “manosearlas”.

“Hay bastante queja de las mujeres; incluso hay quejas de que las manosearon. Por eso decidimos que salgan en grupos de dos personas, un varón y una mujer. El criterio es que hay una responsabilidad mutua, de cuidarse el uno con el otro”, remarca.

Frente a los toques agraviantes, las cebras se unen

Bairon Aguilar y Celia Montecinos son una pareja de cebritas que salen de lunes a viernes a las calles para educar a la población. Ambos se acostumbraron al mal humor de peatones y choferes y responden con una sonrisa.

Bairon cuenta que ingresó a formar parte de la familia de las cebritas de casualidad por la invitación de un amigo. Recuerda que fue difícil iniciar el primer día “que era feo”, pero su objetivo es educar y enseñar a la población.

“Me tocó ir a la calle tres, es una calle muy congestionada, se puede decir que nos lanzamos a la guerra,  era muy rudo; a mí y a muchos de mis compañeros nos golpearon, nos gritaron y nos escupían, pero nuestro reto era educarlos”, manifestó.    

A un año de trabajar en las calles de El Alto dice que la gente está cambiando, que han mejorado en las relaciones entre los peatones, conductores y las cebritas.  

“El año pasado era muy difícil. Las personas  no querían ser retenidas por nadie, ahora se puede decir que están acostumbrándose. Hay un cambio, los peatones ya nos saludan y algunos conductores ya nos saludan”, dijo.

Para las mujeres cebritas, el trabajo es más difícil; se ven vulnerables y atropelladas en sus derechos. Muchas veces fueron empujadas, insultadas y otras manoseadas por los transeúntes. Dicen que los choferes son los más rudos. 

“Las mujeres somos más delicadas y los conductores son más rudos con nosotras, nos ven como cualquier cosa en la calle”, se lamentó Celia Montesinos, quien mantiene su decisión de educar

 

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