Enero 03, 2025 -H-

Mañana llega el Bicentenario


Martes 31 de Diciembre de 2024, 12:45pm






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Estamos en la despedida de un año intenso y revisando el equipaje que necesitaremos para este otro que se anuncia ocurrente, entusiasta y atropellador. Como el 2025 se cumplirán los plazos y se correrán los velos, tendremos que identificar con precisión los acuerdos necesarios que debemos asumir para que funcione nuestra vida en sociedad. Está claro que, así como estamos, no podemos continuar.

Los Fastos, en la antigua Roma, eran los días propicios para realizar y celebrar acciones que se necesitaban positivas y que se anunciaban por la preparación que los acompañaban; por el contrario, los auspicios negativos identificados por los Augures, sacerdotes que analizaban el comportamiento de las aves, podían suspender asambleas, resoluciones o elecciones. Ese calendario romano, hoy se expresa en una Agenda y una Ruta Crítica constitucional de cumplimiento obligatorio y que tiene fechas emblemáticas, el miércoles 6 de agosto a las 3 de la tarde como recuerdo de la Independencia, y el domingo 17 de agosto, para elegir las autoridades del Estado.

¿Qué pasará en nuestra vida colectiva hasta que lleguemos a esas fechas? La pregunta no es simple y está acompañada, por el contrario, de un cúmulo de incertidumbres económicas y sociales sobre las que no existen certezas que puedan modificarse, y con un escenario electoral irresponsable que es posible las profundicen.

En estas ocasiones, recuerdo la prudencia médica de mi padre que frente a un cuerpo doliente y luego de un diagnóstico, identificaba las partes sanas que eran necesarias preservar para superar desde ahí, la enfermedad. Si tuviésemos que realizar una línea de base para reconocer el valor de la democracia boliviana sobre la cual tendríamos que trabajar, la realidad impone de manera rotunda alguna de ellas.

La población es joven, mantiene el 60% con una edad menor a 30 años, por lo tanto, tenemos futuro y con una generación que irrumpe cada vez más crítica. El 80% de la población vivimos en áreas urbanas, regiones metropolitanas y ciudades intermedias, y eso establece una condición de demandas de servicios concentrados, con grandes extensiones rurales que debemos administrar inteligentemente. Nuestra escasa población en relación a la extensión territorial, obliga a identificar las condiciones de nuestro desarrollo económico con limitaciones para sostenerse sólo sobre el mercado interno y con grandes retos de competir en calidad y escala con un mercado externo con mejores condiciones productivas que el nuestro. En cuarto lugar, el mundo no sólo esta interconectado e integrado, forma marte de una red de inteligencia artificial concentrada en una computadora o un celular que ya no espera que aprendamos a manejarla y que se actualiza cada día. Y, finalmente, tenemos una vida en sociedad marcada por productos, servicios y consumo, definida en demandas cotidianas que necesitan de redes de suministro, oferta, con calidad y sostenibilidad. Si los discursos de los candidatos no se refieren a estas condiciones, contundentemente podemos afirmar que sus palabras no están dirigidos a la Bolivia del Bicentenario.

Hay un dato más, que tiene carácter de ventaja para ofrecer una respuesta a la necesidad de Cohesión Social que necesitamos para organizarnos internamente y frente al mundo. De manera natural, sin grandes aspavientos, los bolivianos estamos encontrando que nuestras capacidades locales, nuestra cultura, sus manifestaciones y el territorio, pueden transformarse en un recurso que valora la auto estima, la tolerancia frente al diverso y la generación de excedente económico y simbólico, expresado a través de lo que se conoce como turismo sostenible, industria verde, economía naranja, cultura y servicios. En un mundo necesitado de espacios auténticos, amigables y fraternos, Bolivia cuenta con las capacidades para ofrecerlos.

El año 2025 del Bicentenario que llega mañana, será cuando tendremos que comprobarlo.

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