Noviembre 28, 2024 -H-

Ningún “vende ambaibas”…

Lo mejor de todo es que la autorización de nuevos eventos biotecnológicos no violaría en absoluto la CPE, dado que la ciencia ha demostrado que los cultivos genéticamente modificados no dañan la salud y son amigables con el medio ambiente como lo avalan 126 Premios Nobel.


Miércoles 18 de Octubre de 2017, 10:45am






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¿Sabía Ud. que el uso de semilla de soya genéticamente mejorada en Bolivia contribuyó a producir 4 millones de toneladas adicionales entre el 2005 y 2015, evitando el desmonte de cerca de cuarto millón de hectáreas, generando un ingreso adicional de 1.700 millones de dólares por exportación gracias al mayor rendimiento que tuvo dicho grano? ¿Y que, desde que se permitió la soya transgénica en el país el año 2005 hasta la fecha Bolivia recibió cerca de 10.000 millones de dólares por la exportación de grano y derivados? Esto, además de forjar la soberanía alimentaria y cientos de miles de empleos, es el generoso aporte de la biotecnología y del agronegocio para los bolivianos.

En efecto, según datos de ANAPO el rendimiento promedio de la soya subió a 2,1 Ton/Ha (2005-2015) gracias al uso de semilla de soya resistente al glifosato, herbicida cuyo riesgo cancerígeno -según IARC- equivale al de tomar café o yerba mate caliente y comer churrasco. Lo hacemos y no nos enfermamos, ¿verdad?

Pero, hay más: con nuevos eventos biotecnológicos para soya y maíz, Bolivia ganaría 150 millones de dólares adicionales anuales, ya que gracias al mejor control de hierbas e insectos la producción de soya subiría 200.000 toneladas y el maíz amarillo duro, casi 90.000 toneladas; se dejaría de aplicar 2.000 toneladas de insecticidas; bajaría la emisión de 7.000 toneladas de dióxido de carbono y se ahorraría 120 millones de litros de agua dulce. ¿Qué tal?

El beneficio incremental derivaría del uso de semilla Soya RR+Bt resistente también al ataque de insectos lepidópteros con una reducción de casi 1.400 toneladas de insecticidas, mientras que con el Maíz RR+Bt el uso de herbicidas e insecticidas bajaría en 376 toneladas por año. ¿Nada mal, verdad?

Lo mejor de todo es que la autorización de nuevos eventos biotecnológicos no violaría en absoluto la CPE, dado que la ciencia ha demostrado que los cultivos genéticamente modificados no dañan la salud y son amigables con el medio ambiente como lo avalan 126 Premios Nobel.

Por cierto, nada de esto es una especulación sino el resultado del estudio Impacto Socioeconómico y Medioambiental en Bolivia a partir de la Soya y Maíz Genéticamente Mejorados -http://ibce.org.bo/publicaciones-descarga.php?id=2351&opcion=1- del economista Luigi Guanella Iriarte, Máster en Administración de Empresas (INCAE Business School, Costa Rica) con 15 años de experiencia en el rubro -alguien que sí sabe lo que habla- como dicen en Santa Cruz, ningún “vende ambaiba”...

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

Santa Cruz, 17 de octubre de 2017

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