La semaglutida es un medicamento que ha revolucionado el tratamiento de pacientes con diabetes tipo 2 y sobrepeso; también ha dado muy buenos resultados en casos de personas obesas con problemas metabólicos que quieren y deben bajar de peso. Su aplicación es considerada segura y eficaz, pero requiere seguimiento y control médico.
Funciona como una hormona intestinal conocida como agonistas de los receptores del péptido-1, similar al glucagón (GLP-1), que desempeña un papel crucial en la regulación de la insulina y el vaciamiento gástrico. Además, influye en el cerebro para controlar la sensación de saciedad, lo que ayuda a reducir la ingesta de alimentos y, en consecuencia, contribuye en la pérdida de peso.
Según Ramón de Urioste Bejarano, especialista en endocrinología y diabetes, esta hormona está encargada de casi el 40% de la liberación de la insulina, originalmente fue utilizada para tratar a personas con diabetes tipo 2, pero su uso se ha extendido a personas con obesidad debido a sus impresionantes resultados en la pérdida de peso y alteraciones metabólicas.
“La semaglutida es comparable a una cirugía bariátrica en términos de pérdida de peso. En un tratamiento de 18 meses, los pacientes pueden perder hasta 22 kilos. Inicialmente, se utilizaba sólo en personas obesas con diabetes, pero ahora se prescribe también a personas obesas sin diabetes”, puntualizó Urioste, formado en la Universidad de la República del Uruguay, actualmente es vicepresidente médico del Club Bolívar y miembro de la Sociedad Argentina de Diabetes.
Este medicamento, que viene en inyectable, tiene una vida útil de una semana debido a que la dosis es una aplicación semanal, aunque actualmente existen tabletas para la ingesta oral.
El especialista también advirtió sobre los posibles efectos secundarios. Quienes tienen que aplicarse la dosis semanal pueden presentar diarrea, gases y molestias intestinales, principalmente aquellas que no tienen un sobrepeso significativo.
“En mi experiencia clínica, es mucho más efectivo y seguro cuando hay obesidad, y no así en personas que sólo desean bajar un par de kilos”, sostuvo Urioste.
Aunque la semaglutida es eficaz, segura y ofrece beneficios adicionales, no reemplaza a la metformina, el medicamento de primera línea para la diabetes tipo 2, afirmó Urioste, debido a que este último tiene una larga historia de más de 50 años de uso y su costo es accesible.
No obstante, indicó que si un paciente con diabetes y obesidad tiene posibilidades de iniciar el tratamiento con semaglutida es una alternativa recomendable, ya que también tiene efectos cardioprotectores y renales.
Finalmente, el endocrinólogo destacó la importancia de adoptar un estilo de vida saludable para controlar la obesidad y la diabetes. “La semaglutida es un medicamento que puede ayudar, pero no es una solución mágica”, afirmó.
"Es importante que los pacientes adopten un estilo de vida saludable, incluyendo una dieta equilibrada y ejercicio regular, para controlar la obesidad y la diabetes, y no pretender hacer una dieta de tres meses con unas cuántas inyecciones”.
Por otro lado, recomendó que los pacientes con función renal deteriorada eviten este medicamento, incluso revisar si los riñones están funcionando bien antes de aplicar semaglutida. Las personas con un leve sobrepeso, dice Urioste, pueden experimentar más efectos adversos que beneficios.
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