13 de mayo (Urgente.bo- El Pais).- Las descoordinadas medidas de aislamiento tomadas por los dirigentes brasileños para hacer frente a la covid-19, que han contribuido, según los expertos, al aumento de casos en el país, están poniendo en estado de alerta a las autoridades de los países vecinos, que han obtenido más éxito en la lucha contra la epidemia. Esta semana, el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, ha afirmado que Brasil es “una gran amenaza” para la seguridad sanitaria de su país debido a los altos índices de contagio por el nuevo coronavirus. Ambos comparten 700 kilómetros de una frontera que permanece cerrada desde mediados de marzo. “Con lo que vive hoy Brasil, no se nos pasa por la cabeza abrir nuestra frontera. Brasil es quizás hoy el lugar con la expansión más rápida del coronavirus en el mundo, y esa es una gran amenaza para nuestro país”, ha dicho. El presidente argentino, Alberto Fernández, también ha exteriorizado la misma preocupación y afirmado, en una emisora de radio, que Brasil representa una amenaza pasa Sudamérica: “Es un riesgo muy grande. A nosotros nos vienen entrando camiones de Brasil con transporte de cargas desde San Pablo, que es uno de los lugares más infectados. Por eso digo, yo no entiendo cuando se habla con tanta irresponsabilidad, la verdad no lo entiendo”, ha afirmado.
Con más de 11.500 muertes registradas por coronavirus, Brasil es hoy el sexto país del mundo con más víctimas mortales por la enfermedad y se ha convertido en el epicentro de la covid-19 en América del Sur con más de 168.000 infectados. Si lo comparamos con sus países vecinos, Brasil ocupa el primer lugar en tasa de letalidad y el segundo en el índice de aumento de casos, solo por detrás de Perú —que presenta un nivel muy alto de testeo y una baja letalidad—, de acuerdo con el estudio elaborado por el Núcleo de Operaciones e Inteligencia Sanitaria (NOIS), formado por científicos de la Universidad PUC-Rio, del Instituto do Coração (InCor) y de la Fundación Fiocruz, entre otras entidades. La publicación, que comparó la escalada del coronavirus en la región entre el 13 de abril y el 4 de mayo, arrojó además que Uruguay, con cerca de 3,5 millones de habitantes, se destaca como el país que tiene las tasas más bajas de aumento y un mayor control de la enfermedad —actualmente, el país suma 707 casos y 19 decesos—. Paraguay, país de 7,5 millones habitantes, también es uno de los que mejor ha contenido la diseminación de la enfermedad, con 724 casos y diez fallecidos.
Pero no han sido solo los territorios menos poblados los que han logrado evitar la propagación acelerada de la pandemia. Argentina, tercera nación por número de habitantes de América del Sur —cerca de 45 millones— es otro ejemplo de país que logró domar, tempranamente, el avance acelerado del virus con dos medidas de aislamiento social. Hoy registra 6.000 casos confirmados y 305 muertes. En el país viven casi las mismas personas que en el Estado de São Paulo, que hoy ya suma 46.131 casos y 3.743 víctimas mortales por coronavirus. El primer caso de la covid-19 en Buenos Aires se registró el 3 marzo, una semana después del primer positivo en Brasil, el 25 de febrero. Sin embargo, fue en Argentina donde se produjo la primera muerte por la enfermedad en la región, el 7 de marzo. Desde entonces, los dos países tomaron caminos muy diferentes y han llegado a resultados igualmente distantes.
Un informe del Imperial College de Londres, con énfasis específico en Brasil, recomienda acciones más duras para contener la expansión de la pandemia. “Aunque la pandemia brasileña todavía sea relativamente incipiente a escala nacional, nuestros resultados sugieren la necesidad de más acciones para limitar su expansión y evitar la sobrecarga del sistema de salud”, reza el texto publicado el pasado viernes. Según la Confederación Nacional de Salud (CNS), los sistemas públicos y privados de atención de al menos seis estados ya están saturados. El estudio también indica que las medidas de aislamiento social en Brasil no fueron suficientes para reducir el contagio. Sin nuevas reglas de control que reduzcan la transmisión, el país encara la perspectiva de una epidemia que seguirá creciendo exponencialmente, según los científicos.