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Venezuela: Las fotos de la vergüenza

En menos de 15 días, Oscar murió. Su familia y amigos colocaron en las redes sociales un vídeo cuando el pequeño, en su hogar de Charallave, entretenía a la población imitando a su ídolo: Michael Jackson.


Miércoles 15 de Junio de 2016, 7:15pm






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Un viejo dicho en las redacciones es que una foto vale por mil palabras. En la atribulada Venezuela de estos días, dos fotos han recorrido y estremecido al mundo, poniendo al desnudo la brutal dictadura de Nicolás Maduro y su pandilla, autoproclamados socialistas del Siglo XXI.

En la primera, el niño Oscar Sánchez, de apenas 8 años, aparece con un cartelito en el pecho: “Quiero curarme. Paz y salud”, decía el mensaje que escribió el 24 de mayo cuando salió a las afueras de un hospital caraqueño junto con otros niños enfermos de cáncer clamando por medicinas.

Caritas, la organización internacional, ofreció enviar cargamentos de medicinas a Venezuela para la atención urgente de enfermos terminales, ante la aguda escasez. La dictadura negó el permiso. Aceptar hubiera sido reconocer que el país enfrenta una crisis gigantesca en el sector salud.

En menos de 15 días, Oscar murió. Su familia y amigos colocaron en las redes sociales un vídeo cuando el pequeño, en su hogar de Charallave, entretenía a la población imitando a su ídolo: Michael Jackson.

Centenares de profesionales de la medicina emigraron ante la crisis política, económica y social que agobia a Venezuela como una maldición. Hay hospitales sin especialistas y con sus infraestructuras calamitosas.

Un puñado de médicos en la ciudad de Mérida se declaró en huelga de hambre denunciando no tener medios para atender pacientes, a los que se les exige lleven su propios algodones, alcohol, jeringas y medicinas. Jamás Venezuela transitó una etapa como la actual producto de un régimen corrupto que ha despilfarrado miles de millones de dólares.

El hambre, por falta de alimentos, está recordándonos a la Biafra de los años 60. No hay día en que en todo el territorio nacional no se asalten abastos, supermercados, centros de acopio y camiones. El cinismo del régimen es que todo es culpa de Estados Unidos y de la oposición que supuestamente desataron una “guerra económica” en el país.

La canciller Delcy Rodriguez afirmó en la OEA que es falsa la versión de la falta de alimentos. “Venezuela tiene capacidad de alimentar a 3 países”, dijo cínicamente. Nadie en el oficialismo quiere admitir que la escasez es producto de los años en que, con los bolsillos llenos, Hugo Chávez expropiaba fincas, fábricas, hoy cerradas o completamente improductivas.

El chavismo, de otro lado, se niega a dar luz verde a un referendo revocatorio de Maduro maquinando artimañas de todo tipo a través de su ministerio de elecciones, el CNE. Lo último fue anunciar la invalidación de 600.000 firmas de opositores pidiendo el referendo, entre ellas, nada menos que de los principales líderes como Henrique Capriles.

Maduro y sus compinches también se valen de fallos vergonzosos del Tribunal Supremo de Justicia, que declara inconstitucionalmente nulos los acuerdos y leyes aprobados por la Asamblea Nacional, en manos de la oposición desde el pasado 5 de diciembre. La más reciente “perla” es la de prohibir a los medios publicar fotos o vídeos de linchamientos.

Y es que, como la policía y la Guardia Nacional se ocupan de aplastar a los opositores que salen a las calles a protestar por falta de comida, medicinas o la inseguridad, los ciudadanos están tomando la justicia en sus manos y ya es cotidiano que linchen a los delincuentes a la luz del día.

La dictadura, tiene también otros pandilleros sin uniforme dedicados a molerles a palos a los opositores. Ocurrió el jueves cuando el líder de Primero Justicia, Julio Borges, sufrió grave agresión en las puertas del CNE. Otra foto que estremeció al mundo. Las condenas a la dictadura llegaron hasta de la Unión Europea. Para el cínico régimen, Borges “fue el provocador”. La desvergüenza no parece tener límite.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de la ANF de Bolivia.

 

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