Marzo 28, 2024 [G]:

Venezuela y el pueblo exiliado

Esa bonanza es un sueño lejano. Miles de venezolanos ahora buscan cualquier trabajo para sobrevivir (una buena parte sin papeles inmigratorios porque vinieron como turistas y se quedaron). Irma les da la oportunidad en trabajos temporales para recoger toneladas de árboles derribados o reconstruir cercas que se las llevó el viento.


Miércoles 27 de Septiembre de 2017, 10:15am






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Estos días, tras la devastación que originó el huracán Irma en el sur del estado de la Florida, puede verse en su trágica realidad el enorme contingente de venezolanos que han huido de su país escapando del hambre, las enfermedades y la inseguridad.

En 1999 se atribuía a un niño de la alta clase media venezolana, angurriento de Disneyworld, desear fervientemente el triunfo de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales, “porque mis papás dicen que si gana, tendremos que irnos a Estados Unidos”.

En la misma época, el ex presidente Carlos Andrés Pérez, advirtió a los venezolanos cómo destruiría su país e implantaría la dictadura el militarote soez y dicharachero. Hoy todavía puede escucharse en YouTube su grave premonición: https://www.youtube.com/watch?v=0xCCTIaX-CY

“No vale” (amigo), “yo no creo”, Venezuela “no es Cuba”, se escuchaba por doquier entre los simpatizantes de quien estaba a las puertas del poder por la vía electoral, tras fracasar rotundamente el 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992 en sus sangrientas intentonas militares.

Pero todo lo que vaticinó el astuto Pérez se cumplió sin que faltara una coma y en 18 años de una supuesta “revolución bolivariana” envuelta en el sofisma del “socialismo del siglo XXI”, la otrora potencia petrolera muere de mengua. Miles escarban basura para comer, otros tantos mueren por falta de medicinas y la delincuencia mata anualmente a un promedio de 28.000 venezolanos.

El diario El Nacional reveló esta semana que sacar una fotocopia de un billete de 100 bolívares (hasta 1998 la moneda de mayor denominación equivalente a poco más de 23 dólares) ahora cuesta 600 bolívares. A una jubilada le pagaron en el banco con billetes de 10 y de 20 Bs (que nadie recibe) y lo que hizo, furiosa, fue romperlos allí mismo. Ahora en el mercado negro un dólar se cotiza en 26.500 bolívares. Como Chávez le quitó a la moneda 3 ceros, equivaldrían a 2.500.000 bolívares de 1999.

“El pueblo venezolano está muriendo de hambre y su país está colapsando”, denunció ante la Asamblea General de la ONU el presidente Donald Trump. Por ahora solo palabras, las mismas que las expresadas por los representantes de México, Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Perú.

Las palabras no le dicen nada a miles de venezolanos que han salido al exilio (Trump advirtió los peligros de una migración incontrolada). Según datos extraoficiales, son alrededor de un millón los que han huido en los últimos 18 años. En su mayoría son gentes de la clase media, profesionales universitarios, afincados en España, Portugal, Italia, Argentina, Perú, Ecuador, Brasil y Colombia.

El gobierno chileno anunció a principios del 2017 que en los dos últimos años llegaron 800 médicos. Entre todos el país más generoso es Perú. Desde los tiempos de Chávez es el que más venezolanos acoge y actualmente les otorga casi de inmediato residencia temporal.

En Estados Unidos, hasta principios de los 90 era relativamente fácil obtener visa de turista o negocios a los venezolanos (En la época dorada de la primera alza de los precios del crudo era tan bueno el intercambio que miles inundaban Miami y eran conocidos como los “dame-dos” porque todo les parecía tan barato que compraban por duplicado).

Esa bonanza es un sueño lejano. Miles de venezolanos ahora buscan cualquier trabajo para sobrevivir (una buena parte sin papeles inmigratorios porque vinieron como turistas y se quedaron). Irma les da la oportunidad en trabajos temporales para recoger toneladas de árboles derribados o reconstruir cercas que se las llevó el viento.

Cuando llegó Fidel Castro al poder, dos millones de cubanos se fueron rompiendo una tradición latinoamericana según la cual los tiranos son lo que huyen, no los pueblos. Una triste realidad ¿volverá a repetirse? Los venezolanos tienen la palabra. Todavía hay tiempo. Amanecerá y veremos.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI; EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de la ANF de Bolivia.

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