La Paz, 09 de abril (Soledad Mena, Urgentebo).- Desde noviembre de 2016, Ximena Flores Castro es otra mujer. Enfrenta la adversidad con otra actitud, propone vivir la vida con optimismo y comparte las experiencias que el cáncer hizo en ella, para que las mujeres aprendan y hagan prevención.
De 44 años, Ximena tiene tres hijos, vive en la zona sur de la ciudad de La Paz. En noviembre del 2016 le diagnosticaron cáncer de mama, lo que provocó en su vida un giro.
“Es difícil. El cáncer es una enfermedad cara y silenciosa, uno tiene que someterse a los tratamientos. La quimioterapia y radioterapia son los que, en realidad, te enferman. No solo mata a las malas células sino también a las buenas”, dijo en una entrevista.
Enfrentarse al cáncer es un proceso complejo. En un año y medio tuvo ocho quimioterapias y 25 radioterapias, que terminaron con su cabello, su fuerza física y le causaron otros malestares.
“En la primera quimioterapia, yo estaba muerta de miedo; para mí mala suerte, una paciente se murió delante de mí, no resistió la última quimioterapia. Fue traumático, eso me enseñó que no debía ser confiada, que hay que decirle todo al doctor, expresas las dudas y preguntas”, dijo.
En el transcurso del tratamiento conoció a personas con la misma enfermedad, a quienes ellas les dice colegas, que superaron las 25 quimioterapias. “He conocido a compañeras que se quedaban toda la semana haciendo su tratamiento”, dijo.
Ximena alerta que las personas que carecen de un seguro de salud, el cáncer es prácticamente un dictamen de muerte por lo costoso del tratamiento y el insuficiente equipamiento en el sistema de salud pública y de seguro.
Una quimioterapia llega a costar 10 mil bolivianos. Ademas, la adquisición de vacunas paliativas pueden llegar a costar 16.400 bolivianos por mes. Y el uso de ambos remedios no es excluyente.
Los hospitales públicos no tienen condiciones para realizar radioterapias por falta de un acelerador lineal. Y en las clínicas privadas este tratamiento llega a costar hasta 4.000 dólares.
“La gente tiene que vender hasta lo último para sobrevivir con el tratamiento. No debería ser así. Los tratamientos deberían ser gratuitos”, remarcó.
Ella accedió a un seguro voluntario en la Caja Petrolera, que aminoró sus gastos y para la radioterapia tuvo que trasladarse hasta Cochabamba, porque en La Paz no habían las condiciones. “Son sesiones de 15 minutos, todos los días”, dijo al explicar su traslado temporal al valle.
El día que concluyeron sus sesiones, ella volvió a nacer. Cumplió con las terapias y dice estar consciente de que el cáncer es una enfermedad que no desaparece. Está ahí, latente. “Queda el miedo, una persona con cáncer no se cura, ella solo debe tomar recaudos”, recomienda.
Hoy realiza sus labores cotidianas, le dedica más tiempo a sus hijos, su esposo y familiares. Estableció un negocio privado virtual de venta de accesorios y toallas higiénicas
Pero más allá de eso se ha propuesto contribuir con información y opinión sobre el cáncer, con el fin de prevenir.
En Youtube, tiene un canal (XIBOLIVIA) y en Facebook, una página, para compartir su historia, para contar el proceso de la lucha contra el cáncer. En dichas redes sociales se planeta preguntas sobre la enfermedad con el fin de responderlas en un lenguaje sencillo: ¿Por qué me dio cáncer? ¿Cómo te diste cuenta que tenías cáncer? Tu primera quimio, lo que tienes que saber.
En dichos videos da consejos y alienta a las personas que, por ejemplo, por primera vez se enfrentarán a una quimioterapia. Todos sus videos tienen el objetivo de llamar a la prevención del cáncer. Y lo está logrando.
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