Diciembre 26, 2024 -H-

“¡Mirá, maleante, vas a pagar tarde o temprano, desgraciado!”

La misión del indígena no es la de mimar ser un “sabio” para solaz y tranquilidad espiritual de quien es su colonizador interno, sino la de interiorizar los desvaríos y perversiones que siglos de un sistema inicuo han ocasionado en su ser social e individual.


Lunes 8 de Agosto de 2016, 11:00am






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“Mirá, maleante, vas a pagar tarde o temprano, desgraciado”, son las palabras que la exministra de Desarrollo Rural Nemesia Achacollo espetó a Rafael Quispe el viernes 5 de agosto, antes de ingresar a su audiencia de medidas cautelares en su proceso por el caso de corrupción en el Fondo Indígena.

De esta manera, el emblema del cambio en el actual proceso —que las organizaciones sociales pudiesen administrar directamente los fondos destinados a su desarrollo— degeneró en el drama de la atávica corrupción y en escenas, entre chuscas rabiosas, como la que comentamos.

Cuando ese asunto derivó en los tribunales Nemesia Achacollo se sentía intocable. No sabemos si esa sensación le venía de las relaciones familiares con Evo Morales que algunos le atribuyen. Más bien opino que provenía de la interiorización, en su vida personal y pública, del mito del indígena como “reserva moral de la humanidad” que muchos en el criollaje y entre pensadores extranjeros endilgaron a los indígenas, principalmente a quienes se inmiscuían en el llamado “proceso de cambio”.

La exministra de Desarrollo Rural fue particularmente sensible a esa ilusión —base fundadora del pachamamismo—, pues, para encumbrarse como figura pública fue previamente arrullada políticamente en Santa Cruz en esas ilusiones por ONGs y activistas de izquierda, quienes dejando atrás el cientismo y el rigor del marxismo clásico se desenvolvían entonces en las aguas frenéticas y embaucadores del posmodernismo culturalista. La caía de Nemesia Achacollo es también el desplome de esos delirios que quisieron ser programa político.

Al final, el indígena resultó voluble, deleznable y corruptible como cualquier ser humano. Esa conclusión es desgarradora, pues implica un retroceso en el arduo camino de emancipación indígena. Si la descolonización implica encontrar la verdadera realidad del colonizado, escamoteada por siglos de usurpación social y política, esa posibilidad fue deteriorada por una mentira que se quiso presentar como ideología redentora.

La misión del indígena no es la de mimar ser un “sabio” para solaz y tranquilidad espiritual de quien es su colonizador interno, sino la de interiorizar los desvaríos y perversiones que siglos de un sistema inicuo han ocasionado en su ser social e individual. La descolonización es así un remedio para sus males y una propuesta de regeneración para el conjunto de la sociedad en la que ahora está inmerso.

La corrupción en el Fondo Indígena hace parte del descrédito que ostentan ahora los proyectos plurinacionales. La política del MAS no ha descolonizado nada; más bien a remozado esos mecanismo coloniales que algunos pensaban iba a desmantelar. Uno de esos mecanismos es la utilización del indio para provecho y perpetuación del sistema que lo niega y oprime.

Para muchos, evocar el Fondo Indígena es imaginarse indios ladrones e incapaces. No se presenta en ellos la imagen despiadada de un sistema y de gobernantes criollos que afinan mecanismos para enlodar y envilecer aún más a quienes les sirvieron como fachada y legitimización para encumbrarse y mantenerse en el poder.

Nemesia Achacollo es, pues, también una víctima. Se suma a la lista de los colonizados colaboradores que, desde la llegada de los colonizadores a estas tierras, se sumaron a su esfuerzo expoliador, para después solo recibir como reconocimiento ignominia y más estigma.

El drama no termina ahí. Todo sistema colonial se mantiene enfrentando sin provecho propio a colonizados entre sí. En Bolivia Ayar Quispe analizó esa situación en su libro “Indios contra indios”. La oposición se lució detrás del aymara Rafel Quispe quien, no sin saña y despreventivamente, se exhibía como el justiciero empeñado en poner a Nemesia en la cárcel. El día anterior a las declaraciones de Nemesia, Rafael Quispe en un programa de radio Fides afirmaba: “el proceso contra Nemesia Achacollo tiene como objetivo final el de plantear un juicio de responsabilidades contra Evo Morales en 2020 por el caso del Fondo Indígena…”. Después de las amenazas de Nemesia, Rafael Quispe declaró que “teme por su vida” y que “en un tiempo prudente abandonará el caso Fondo Indígena”.

* Pedro Portugal Mollinedo es director de Pukara y analista de temas indígenas en Bolivia.

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