Enero 10, 2025 -H-

Consumo, restaurantes e inflación


Jueves 26 de Octubre de 2023, 11:45am






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En un escenario de crisis permanente del capitalismo, el producto de la economía boliviana va creciendo y manteniendo su correspondiente dinamismo con el mercado de trabajo y, obviamente, con el consumo de los hogares. Sin embargo, este crecimiento económico tiene su base en la estabilidad de precios en los diferentes mercados de la economía, siendo ésta, en la actualidad, una de las características más sobresalientes de la economía boliviana.

No debemos olvidar que toda producción tiene su destino, en otras palabras, toda producción tiene su demanda. De los destinos que tiene la producción –la demanda interna y la demanda externa-, la demanda interna es la que muestra mayor dinamismo; ésta se halla compuesta por la demanda de consumo tanto del gobierno como de las familias y por la inversión pública.

El consumo de las familias cuyo ingreso primario, resultante de la producción, viene reforzado por las políticas de redistribución del ingreso, como ser los bonos y, sobre todo, por las políticas económicas de control de la inflación, cuyo resultado es una inflación controlada que hasta septiembre de 2023 registró una acumulada del año de 1.5%, que permite, entre otras cosas, que la moneda boliviana mantenga su valor, esto es, que el dinero que poseemos tenga la capacidad de comprar casi la misma cantidad de bienes y servicios para el consumo de las familias bolivianas tanto dentro del hogar y como lo que se consume fuera del hogar, en este caso, en los restaurantes, las pensiones y los mercados.

Al primer trimestre de 2023, el crecimiento del PIB fue de 2.3% explicado por la demanda interna que tuvo mayor dinamismo sosteniendo el crecimiento económico ya que su incidencia fue de 10.1% frente a la incidencia negativa de las exportaciones netas (exportaciones menos importaciones) que fue de -7.8%. Esta demanda interna del consumo está inducido por el mantenimiento del poder adquisitivo de la moneda nacional, lo que conlleva, a su vez, a un mayor consumo o, por lo menos, estable por parte de los hogares.      

Al interior de esa relación, una de las actividades económicas más dinámicas fue la actividad de los Restaurantes, de la preparación y el consumo de alimentos, que de acuerdo a los datos del Servicio Nacional de Impuestos -haciendo el corte a agosto- en los dos últimos años registró un crecimiento sostenido de 25% y 15% y que si consideramos una inflación baja tendremos buenos niveles de crecimiento a niveles reales.

Si bien en épocas de crisis, ocasionadas por ejemplo por el covid-19, la guerra en Ucrania, el bloqueo de los 36 días en Santa Cruz, existen pérdidas de empleo por una disminución de la producción que es interrumpido por una disminución de la demanda o por romperse las cadenas de valor; luego, en la fase de la recuperación, la generación de empleo no se da en la misma proporción, porque existe un rezago, ya que las empresas reajustaron sus procesos de trabajo.

Para ver este fenómeno en el mercado de trabajo tenemos dos indicadores importantes como son la Tasa de Ocupación y la Tasa Global de Participación; la primera indica qué parte de todos los que podrían tener trabajo efectivamente lo tienen y mide cuánta gente está ocupada  respecto de la población que está en condiciones y en edad de trabajar; y, la segunda, mide la proporción de la población en edad de trabajar que desea participar activamente en el mercado de trabajo, es decir, que ingresan al mercado de trabajo por necesidad y tienen la confianza de encontrar empleo. En Bolivia la tasa de ocupación el año 2023 a agosto fue de 75.7% frente a 69.5% de agosto de 2019 (para 2020 a marzo fue de 67.9%, la más baja), es decir, en cinco año el 2023 fue la más alta, en otras palabras, una muy buena parte de la población está ocupada; respecto de la tasa global de participación en agosto de 2023 registró 77.8% frente al 71.9% de 2019 (en marzo de 202 fue la más baja con 70.9%), que indica la predisposición a ingresar de la población en edad de trabajar al mercado de trabajo.

Finalmente concluimos que la economía boliviana se encuentra en pleno proceso de recuperación y que va superando paulatinamente los registros negativos ocasionados por aspectos de salud –covid 19-, los bloqueos y los escenarios de crisis periódicas del capitalismo que van minando las capacidades productivas y que, sin embargo, el producto boliviano sigue su recuperación ondulante para el bienestar del conjunto de la economía boliviano.

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