Abril 01, 2025 -HC-

No competimos ni estamos para competir


Jueves 27 de Marzo de 2025, 9:45am






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Una dura realidad que debe llevarnos a la reflexión luego de ver a nuestra selección y su producción dentro de la eliminatoria mundialista. Ya con cabeza fría después de los partidos por las fechas 13 y 14, nos seguimos dando cuenta de lo lejos que estamos del contexto internacional a nivel de las selecciones sudamericanas y en un torneo tan difícil como las clasificatorias, buscando un lugar en la próxima Copa del Mundo.

El enojo de cualquier boliviano cuando tiene con el desempeño de nuestra selección será siempre de ira pues no vemos buen fútbol. El ciclo a cargo de Óscar Villegas ha demostrado un rendimiento de más a menos y es que nuestra realidad es dura, sin embargo, es tan palpable, que refleja el momento que pasamos como país.

Hoy, el ciudadano boliviano vive un momento de incertidumbre en todo sentido: crisis social, económica, política; los problemas del desabastecimiento de carburantes, rebasa los límites de lo tolerable, los bolivianos sentimos que todo a nuestro alrededor se cae a pedazos y, peor aún, que las soluciones no se avizoran.

El fútbol, que podría ser una válvula de escape emocional, es tal vez peor que nuestra realidad como nación. La falta de un torneo de la División Profesional, los problemas jurídicos a nivel de clubes, la dilación de contratos que mejoren las condiciones financieras de nuestro fútbol y muchas cosas más, han afectado directamente a La Verde que con los últimos resultados frente a Perú en Lima y a Uruguay en El Alto, se aleja ostensiblemente de la posibilidad de jugar siquiera el repechaje. Ojalá no pase lo mismo con nuestros equipos que se alistan para jugar la fase de grupos de la Copa Libertadores.

Tenemos que ser coherentes en darnos cuenta que nuestra selección es un equipo en formación. El técnico apostó al reto de dirigir Bolivia con la intención de obtener logros en un lapso de 10 años. Entonces pongamos los pies en la tierra y evaluemos esa realidad. La Selección Boliviana es un equipo de gente joven, que intenta generar protagonismo y vender un producto frágil. Error para quienes sabemos que ese producto será sólido en el tiempo establecido.

Ahora bien, el fútbol fue es y será resultadista e inmediatista siempre. La exigencia a buenos resultados estará latente en cada partido. Bolivia quiere que su selección compita y gane; pero la realidad nos dice ¿con qué? “De dónde pan, sin no hay harina”, cómo hacemos para que los jugadores nos den alegrías, si ni siquiera tienen las condiciones. Esta selección que se forma en plena eliminatoria, tiene un largo camino por recorrer.

Así como Usted, yo también tengo mis enojos y siento frustración por el rendimiento internacional de nuestro balompié; entonces trato de razonar con cabeza fría y comenzar a evaluar situaciones. Como consecuencia surge el criterio de decir que en Bolivia no estamos para competir de igual a igual con el resto de las selecciones sudamericanas, es más, haciendo la diferenciación lógica de las que privilegian su rendimiento y capacidad en dos niveles muy marcados.

El primero con: Argentina que hoy presenta un nivel de su seleccionado, casi de rendimiento europeo y hasta mejor. Brasil que, si bien pasa con su selección su momento más mediocre, pero sigue siendo el equipo de las figuras que destacan individualmente. Uruguay, que es un equipo bien trabajado futbolísticamente y que cuenta con grandes jugadores, sus frutos se ven claramente en sus producciones futbolísticas. Colombia que demuestra por qué sus figuras juegan en equipos europeos del primer orden. Ecuador que se afianza año con año y cada vez refleja un juego solvente y ascenso constante; psicológicamente aptos para encarar esta campaña que comenzaron con 3 puntos menos.  Paraguay que salió de un momento a otro, dando a entender lo importante que es apostar a contratar un gran director técnico que cambie sistemas y lineamientos, para volver a sus raíces y su estilo de juego fuerte y de personalidad.

Y un segundo grupo que, por las circunstancias, sus momentos y realidades diferentes reflejan el lugar en el que están. Entonces, encontramos a Venezuela que intenta y trabaja duro para lograrlo, pero se queda por lo general con la galleta y no con el helado. Bolivia que no le alcanza para vivir una nueva alegría y seguirá mirando al pasado, viendo pasmosamente que los tiempos de gloria no volverán pronto. Perú que tiene el imponderable de su cambio generacional y que ve perjudicado su futuro inmediato, pues su renovación también demandará tiempo de trabajo. Chile que hoy no puede, pero seguro que podrá para la próxima eliminatoria; su situación no es tan complicada como la nuestra, condiciones tienen.

De momento y con esas realidades, no estamos en condiciones de competir y tampoco de exigir mucho. Las criticas deben ser objetivas; ser “puntilloso” con el rendimiento de la Selección Boliviana hoy es pecar de subjetivo e innecesariamente mordaz. En otras palabras, nos toca una vez más resignarnos a lo que venga.

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