Abril 24, 2025 -HC-

Un anacronismo: Política en el siglo XXI con herramientas y actores del siglo XX


Jueves 24 de Abril de 2025, 9:45am






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independencia de Bolivia, es, a todas luces, un año difícil, habida cuenta la crisis general que agobia a la población y la incapacidad de las autoridades de resolver los interminables problemas que día a día surgen como un torbellino que amenaza con derrumbar la precaria institucionalidad aún existente.

A ello debemos sumar que se trata de un año electoral…, lo que de suyo trae consigo una enorme carga emocional que, en muchos casos, hace olvidar a los políticos las severas dificultades que el ciudadano común enfrenta en su diario vivir. Al parecer, la dramática necesidad de sobrevivencia del vecino de nuestras ciudades, que adquiere matices sobrecogedores, pasa a un segundo plano ya que prima lo político.

En este contexto, es inevitable dirigir la mirada al rol que juegan los partidos y los políticos como mediadores entre el pueblo y el poder…

En esa perspectiva, en primera instancia, salta a la vista que todos los actores político-partidarios continúan estancados en la segunda mitad del siglo XX, sin percatarse que nos encontramos en el inicio del segundo cuarto del siglo XXI. En efecto, la forma en que se hace política partidaria en nuestros días es arcaica. Nuevos problemas y temáticas, pero enfrentados, en el mejor de los casos con una visión ideológica trasnochada (socialismo del siglo XXI, fascismo, socialdemocracia…), cuándo no carente de ella, herramientas antiquísimas (concentraciones, proclamaciones, ampliados, prebendalismo, etc.) y comportamientos egocentristas que, sumados o individualmente, juegan en contra del bien común.

Luego, si hablamos de nuevas herramientas, digitales en su mayoría, el panorama tampoco mejora. Su nivel de aplicación y uso es muy bajo y susceptible de manipulaciones, suspicacia originada en la falta de ética que ostentan casi todos los protagonistas, quienes difunden a su libre arbitrio rememoraciones interesadas de sucesos de interés político de la segunda mitad del siglo XX y primeros años del XXI, acusaciones y denuncias (muchas infundadas), etc., es decir, un rosario de hechos totalmente desconocidos para una importante masa de actuales votantes cuya edad oscila entre los 18 y 35 años poco más o menos; sucesos que les son lejanos e ignotos, ya que no los vivieron. Por poner un ejemplo, citamos la mentada recuperación de la democracia, producto de una ardua lucha contra las dictaduras, cuyos pormenores, en general, son ignorados por las nuevas generaciones.

La evocación del pasado es una constante y, hasta ahora, la falta de propuestas es una lamentable realidad; desconocemos, hasta hoy, las líneas maestras de algún plan de gobierno (aunque el plazo para presentarlo, según el calendario electoral es entre el 9 y 19 de mayo) . Por lo mismo, todavía hay tiempo para generar una atractiva oferta electoral que enamore al votante, más allá de los delirios de los consabidos caudillos que se aferran al poder con prominentes garras y afilados colmillos en una insaciable búsqueda de la egoísta satisfacción personal, extensiva a sus eventuales acompañantes, futuros candidatos a senadores y diputados, ministros, viceministros y otros aspirantes a autoridades de menor rango o simplemente a engrosar la asfixiante masa burocrática que estrangula lentamente al país…; ellos sueñan con volver al poder, al goce y disfrute de la impunidad y corrupción. Todo ello, en contra del bienestar general.

De esa manera, cotidianamente, somos testigos de los desaciertos de nuestros líderes y políticos que no hacen más que contribuir a su lento e inexorable hundimiento en las arenas movedizas de nuestra política criolla, al que lamentablemente arrastran al país y a nosotros como ciudadanos, ya que, en el ejercicio de nuestros deberes constitucionales, por alguien debemos votar. Esto requiere un tiempo de profunda reflexión de nuestra parte, antes de acudir a las unas y depositar nuestro voto…

 

Santa Cruz de la Sierra, abril de 2025

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