1 de junio, (Buen Vivir Digital).- Uno de los grandes temores con los que batallan quienes han superado un cáncer es el de vivir con el miedo a que la enfermedad reaparezca en algún momento, pero también deben sobrellevar algunas secuelas físicas y psicológicas.
Así como el diagnóstico de cáncer desencadena sentimientos de miedo, impotencia, ira y frustración, la noticia de haber superado el cáncer tiene el mismo efecto, con la angustia recurrente a que la enfermedad regrese cualquier momento, a esto se ha denominado el síndrome de Damocles, explicó el psiquiatra Ricardo Escudero.
Por lo general, este síndrome suele presentarse con mucha frecuencia en los pacientes de cáncer que logran superarlo de manera aparentemente exitosa. “Es común que después de saber la noticia se emocionen y los invada un sentimiento de satisfacción indescriptible. Pero al cabo de un tiempo comienza a sobrevenir una preocupación irracional acerca de una posible recaída, cuando menos se lo esperen, el cáncer se volverá a hacer presente en sus vidas”, relató.
Desde que los pensamientos intrusivos llegan al paciente, inicia otro “calvario” en torno a una enfermedad que ya no existe, y se compromete el estado emocional y mental de la persona, complementa el especialista. A esto se añade que también existen secuelas físicas, como una histerectomía, mastectomía, esterilidad, cicatrices, dolor de huesos, imposibilidad de defecar y otros que afectan la autoestima, incluso calidad de vida.
Laura Montevideo, recibió el diagnóstico en enero de 2018, a los 36 años. Es madre de tres niños. “Ingresé al hospital con un diagnóstico de grado 2B, durante la internación pasé a grado 3B con infiltración a la izquierda de la arteria femoral, por lo que me hicieron una embolización de arteria uterina, donde se vio el tumor secundario. Me realizaron 7 quimios, 27 radioterapias y 4 braquiterapias. Hoy sólo quedé con secuelas de la radioterapia en mis huesos, pero todos los días amanezco revisando mi ropa interior si tengo algún flujo, si me siento cansada o tengo algún dolor, se estremece mi cuerpo. Esta enfermedad puede regresar en cualquier momento, y creo que ese momento ya no podré aguantar”, relata.
Maryluz Ávila es otra sobreviviente, lleva 11 años batallando contra el cáncer de cérvix y otro en el seno. “El primero fue un cáncer invasor escamoso de cérvix, después de estar en este duro tratamiento me hicieron una histerectomía radical. A los 5 años me dio otro cáncer primario de seno en etapa terminal estadio IV, este me hizo metástasis al hígado, al hueso sacro, hueso iliaco y a la medula ósea. A pesar de que los médicos me dijeron que solo viviría 6 meses, llevo 6 años y siempre he estado super bien; voy al gimnasio, trabajo y mi vida es normal y no me he deteriorado desde que me atacó esta metástasis, no me he dejado vencer por estas adversidades. Sé que voy a morir, a veces siento miedo, pero estar consciente me ayuda a vivir lo mejor posible”, cuenta su testimonio.
No es el mismo caso de Carla Rico, quien desde junio de 2019 está libre del cáncer, luego de 5 quimioterapias, 25 sesiones de radioterapia y 4 braquiterapias. A causa del su tratamiento de radiación tuvieron que hacer una colostomía y una urostomía.
“Agradezco a Dios todavía estar con vida, pero así no la quisiera. Puedes superar el cáncer, pero las secuelas y el miedo viven contigo, nunca acaba. Todos los días me levanto con el temor de sentir un dolor y que el cáncer haya vuelto, ni a la muerte le tengo tanto miedo; es más la angustia de saber que todo lo que pasamos mi familia y yo sea en vano, que en esta lucha sea derrotada. Desde el momento en que me diagnosticaron cáncer, la vida cambia para siempre” contó.
Según el psiquiatra, cada persona es única, y el modo en que las emociones se procesan desde el momento del diagnóstico del cáncer hasta el tratamiento varía. Es posible que sienta conmoción cuando sepa que tiene cáncer; otras personas pueden sentirse ansiosas, enojadas o tristes, o lamentar un cambio en la dirección de sus vidas.
Dijo que también es probable que la persona sienta entusiasmo por volver a tener una vida más normal, y a la vez sentir nervios por un futuro incierto o por los efectos secundarios persistentes. Los sobrevivientes de cáncer pueden temer a la recurrencia del cáncer y preocuparse de que cada molestia o dolor sea una señal de que el cáncer ha vuelto. Además, las presiones económicas y familiares también pueden afectar sus emociones.
Las recomendaciones del especialista es dormir bien, hacer ejercicio indicado por el médico, meditación, salidas creativas, hacer lo que le gusta y que antes no lo hacía, comer saludable y, sobre todo, buscar apoyo profesional y con la misma familia o grupos donde pueda compartir sus sentimientos, y continuar con los controles médicos cuando se lo indique.
Desde 1988, el primer domingo de junio se celebra el Día Mundial del Sobreviviente del Cáncer. El objetivo es dar visibilidad a las necesidades de los pacientes y sus familiares.
Las dificultades de los supervivientes de cáncer son poco conocidas y, por ello, en muchos casos, se sienten incomprendidos. Las necesidades de salud, psicológicas y sociales, laborales, económicas y legales que les surgen no son cubiertas tras la remisión, de ahí la importancia de celebrar este Día Mundial, dijo Escudero.
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