Artículo escrito por Carolina Pinto Bizi, Economista
En mi barrio, donde vivimos hace más de 30 años, nuestros vecinos y vecinas son fundamentales para nuestra seguridad y mantener la zona en buenas condiciones. Viajamos y ellos muy gentilmente se encargan de algunos pagos y de vigilar nuestra casa, hasta de vez en cuando nos encontramos compartiendo salteñas y un coctel. Hemos visto crecer a nuestros hijos, vigilando sus idas y venidas al colegio de la zona, también hemos compartido más de una pena por la partida de un ser querido.
Bueno, eso es lo que uno debería sentir por sus países vecinos con los que nos unen lazos más profundos de historia, cultura y algunos conflictos pasados, y de los que esperaríamos poder enfrentar problemas comunes en forma solidaria y de manera recíproca, en un marco de respeto y no injerencia a la libre autodeterminación.
Con Chile compartimos 861 km de frontera con más de 120 rutas alternativas para comercio ilegal, tenemos lazos familiares, nuestros hijos y nietos viven actualmente ahí, muchos profesionales y políticos les ha tocado vivir en esa tierra en tiempos del exilio. La colonia de bolivianos en Chile es numerosa, aproximadamente 150.000, pero fuimos desplazados por los venezolanos, colombianos y peruanos en ese orden y aquí en Bolivia también nos encontramos varios paisanos y así tuvimos hijos y trabajamos entregando lo mejor para contribuir al engrandecimiento de los países que nos acoge. No podemos negar la enorme influencia del folklore boliviano tiene en la cultura chilena, aunque no la reconozcan y la llamen “andina” y en las ciudades de la frontera se encuentran comidas bolivianas y festejos similares a los rituales y celebraciones de Bolivia. Los aimaras iban a ser reconocidos en la propuesta de constitución fallida.
Por eso saludamos que recientemente, ante hechos delictivos, que hablan de un crimen organizado que no conoce fronteras y que se encuentra integrado en las sociedades de nuestros países, se comience a enfrentar de manera coordinada temas tan sensibles para ambos países como el robo de vehículo, el contrabando, la migración, la trata de personas y el narcotráfico. Lo que nos dice que el crimen está integrado y practica la cooperación, mientras nuestras autoridades lamentablemente no.
La mejor forma de defensa es la comunitaria, de esa forma deberíamos enfrentar problemas fronterizos comunes con nuestros países limítrofes, como deberíamos hacerlo normalmente con nuestros vecinos de barrio. No valen cámaras de seguridad, guardias privados, alarmas comunitarias, si no estamos como comunidad integrados y atentos para enfrentar de esta forma temas como los que se han planteados entre representantes de Chile y Bolivia estos días.
Antes hablábamos de integración regional basados en la necesidad de apoyar el intercambio regional de comercio y el crecimiento de nuestros países. Hoy deberíamos plantearnos, en un mundo donde la globalización y la competitividad nos han distanciado, nueva formar de integración o cooperación, con miras a soluciones de problemas o desafíos concretos del día a día de nuestra población. Si al otro país le apoyamos todos ganamos, excepto en el futbol.
Si bien hoy se encuentran en ambos países gobiernos progresistas, se debería retomar el acercamiento de gobiernos y pueblos. Buscando relaciones bilaterales con un enfoque de integración más pragmático y tendiente a una “cooperación efectiva, concreta, mínima en función de los problemas más apremiantes e inmediatos que sean de interés para ambos países. Una agenda o lista de temas tentativo podrían ser:(*)
- el comercio bilateral y contrabando, ¿por qué no una aduana bilateral en Iquique?, centro del comercio legal e ilegal para Bolivia y la instalación de centros de frontera binacionales.
- la migración y la coordinación bilateral, Bolivia es paso de entrada a inmigrantes venezolanos a Chile.
- una oficina fronteriza o una coordinación de las autoridades migratorias, narcotráfico y robo de vehículos, crimen organizado, trata y tráfico y etc., etc.
- el tema del Litio, intercambio de información y experiencias.
- Intercambios culturales como se hizo anteriores épocas (Bachelet)
- Cooperación horizontal con la Agencia de Cooperación de Chile para asistencia técnica.
¡Si no vamos a integrarnos plenamente por lo menos seamos buenos vecinos!
(*) Allende en las alturas, Gabriel Loza Tellería (2003).
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