Hay dos tipos de existencia: la real y la jurídica. La real es aquella que puede comprobarse y percibir por los sentidos. Así, sabemos que una persona existe porque la vemos y, a veces, también la escuchamos o sentimos. La existencia jurídica es la que está definida por ley y, por tanto, se rige por normas.
Para la ley, una persona solo existe cuando está inscrita en el registro civil o cívico. Si no está inscrita, puede tener existencia real pero no existe para la ley. Parece un contrasentido pero los abogados saben que es así.
En el Servicio del Registro Cívico (Serecí) de Potosí me dijeron que todavía hay indocumentados en el área rural de ese Departamento. Existe gente que nace, crece, se reproduce y muere pero, como no se inscribe en el registro cívico, jamás existió para la ley.
Parecía que no podía existir un fenómeno a la inversa pero el del caso Zapata parece ser uno. Carlos Valverde dijo esta semana que el hijo de Evo Morales y Gabriela Zapata no había nacido así que no existe físicamente.
Para muchos, Valverde se equivocó pero, si miramos las cosas desde el punto de vista jurídico, encontraremos que no es así: Carlos consiguió un certificado de nacimiento original que probaba la existencia de un niño registrado a nombre de Morales y Zapata. Eso es prueba suficiente para demostrar la existencia jurídica de una persona.
El Serecí es una institución que administra la identidad de las personas y es fedataria del Estado; es decir, da fe de lo que tiene en sus archivos. Si una persona está inscrita en ese registro, el Estado da fe de que esa persona existe hasta que se pruebe lo contrario.
En el caso del hijo concebido entre el presidente y la ex gerenta de la empresa CAMC, existe una partida, la número 51, que está en el libro 42 de la Oficialía Colectiva del Registro Cívico número 15 de Cochabamba, que certifica la existencia de un niño varón cuyos padres son Juan Evo Morales Ayma y Gabriela Geraldine Zapata Montaño. Según lo que se puede leer en esa partida, el niño nació en La Paz, provincia Murillo del Departamento del mismo nombre, a las 11:30 del 30 de abril de 2007. Ignoro las razones por las que fue inscrito en Cochabamba pero sí sé que la oficial que lo registró fue Ivette Gonzalez Egüez sobre la base de un certificado médico de nacido vivo expedido por la médica Verónica Bustillos Riveros. Se dice que este último certificado fue falso pero, al margen, se consigna a dos testigos del nacimiento, José Silvio García Soria, con cédula de identidad 3007136, y Javier Escalera Calizaya, con documento 4465168. Si, en efecto, el niño nunca nació y se lo inscribió con certificado de nacido vivo falso, esas dos personas tendrían que ser procesadas por falso testimonio.
Entonces, en lo que concierne al hijo, la clave, en este momento, es la partida de nacimiento porque constituye una prueba documental fehaciente hasta que se pruebe lo contrario. Yo vi esa partida dos veces, el 21 de marzo y el 17 de mayo de este año, y comprobé que sigue vigente. Para todos los efectos legales, ese niño existe porque, hasta ahora, no se ha demostrado su inexistencia. Si alguien quiere destruir su existencia jurídica, tiene que presentar el certificado de defunción que amerite que falleció. Si nunca nació y el certificado de nacido vivo es falso, se tiene que seguir un proceso judicial para anular la partida. Se demuestra la falsedad y el juez ordenará la anulación. Entretanto, el hijo de Evo Morales y Gabriela Zapata existe, aunque solo sea en los papeles.
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(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.