En la penúltima semana del pasado mes de agosto, se dio a conocer una lamentable noticia que provocó mucho pesar en amplios círculos de investigadores y académicos bolivianos; se trataba del fallecimiento de uno de los destacados analistas políticos bolivianos, fundador y presidente de la
Asociación Boliviana de Ciencia Política (ABCP), Marcelo Varnoux Garay, quien -según se ha informado-, había llegado recientemente de Monterrey (México), en donde participó exponiendo sus ideas en un evento internacional de ciencias sociales.

Ciertamente, "Marcelo era un excelente analista político respecto de la situación boliviana y latinoamericana en general”, como ha expresado el ex presidente de la Asociación de Periodistas de La Paz, Antonio Vargas; y ello denota la gran pérdida irreparable que sufre la ciencia política boliviana (en proceso de elaboración), y particularmente, nuestra democracia que al presente se halla tan vacía de ideas constructivas.

En este sentido, me parece importante rescatar uno de los principales aportes de Varoux, al estudio y comprensión de la democracia en Bolivia, y que ha quedado plasmado en una publicación muy difundida desde hace bastante tiempo por la Fundación Konrad Adenauer, bajo el título: “Principios y Valores de la Democracia” (2006), texto que por su enorme importancia y constante actualización por parte de su autor, llegó a su quinta y última edición en febrero del año 2010[1] (con una primera reimpresión en abril de 2011, y una segunda reimpresión en mayo de 2012).

En este trabajo, el autor comienza afirmando su lectura, talvez cruda pero a la vez innegable, de la realidad boliviana muy similar a la que se percibe en varias partes del continente: “La sociedad boliviana, como varias en Latinoamérica –decía Varnoux–, presenta un evidente déficit de cultura democrática. Esto es, de prácticas y actitudes que configuren una forma de vida en la que el diálogo, la tolerancia –entre otros valores– sean la regla y no la excepción para resolver las controversias”.

Resulta increíble que esta apuesta de Varnoux, por acudir antes al diálogo y la tolerancia para resolver nuestros propios problemas como sociedad, tenga hoy más vigencia que nunca; sobre todo cuando ahora, las autoridades se debaten en la búsqueda de los autores y culpables de las recientes muertes (de cuatro mineros y un Viceministro), que son la más clara consecuencia de no haber sabido apostar al diálogo franco y abierto para frenar la confrontación, y así evitar el luto innecesario que ha entristecido al país desde hace algunos días.

Pienso que, precisamente en épocas como ésta, se debe poner de relieve los aportes y esfuerzos importantes que se han realizado por crear una cultura democrática en nuestra sociedad. Ese noble propósito perseguía Varnoux, cuando señalaba que su principal motivación al escribir su citado trabajo, era “promover la democracia, proporcionando al lector herramientas teóricas básicas para comprender los principios y valores democráticos”; y justificaba la utilidad de su ensayo, aclarando que no se trataba de un trabajo meramente académico “sino más bien de uno que intenta colocar la teoría en el contexto de la realidad para mostrar la forma en que la democracia es utilizada e invocada para fines legítimos vinculados con el interés colectivo, pero también para justificar intereses mezquinos que desvirtúan el espíritu democrático”.

Es por ello que, y siendo ese el contexto que todavía subsiste en la actualidad, Varnoux aseguraba que los principios y valores de la democracia tienen un campo fértil para prosperar, “ya que las responsabilidades delegadas a entidades descentralizadas y autónomas, requerirán de una mayor participación ciudadana, no solo en el diseño de las políticas públicas, sino en las instancias de fiscalización y control de los gobiernos departamentales, regionales, locales y autonomías indígenas”.

Cabe destacar, que el trabajo sobre “Principios y Valores de la Democracia” realizado por el autor cuyo pensamiento describimos, se halla dividido en tres secciones: a) en la primera se revisan los principios más importantes de la democracia, aquellos que sostienen los que se denomina “institucionalidad democrática”; b) en la segunda se abordan los valores de la democracia, y su relación con los principios democráticos, y; c) en la tercera se analiza la descentralización y las autonomías, su impacto sobre los principios y valores de la democracia, en el marco de lo dispuesto por la Constitución Política del Estado, vigente desde el año 2009.

En definitiva, la idea principal del autor era “alentar la reflexión acerca de lo valioso que es vivir bajo un régimen auténticamente democrático, de adoptar en la vida cotidiana sus valores ya que son muy útiles para incrementar el desarrollo humano de los pueblos, pero también para construir una sociedad más justa y moderna”.

Este pensamiento visionario de Varnoux, ahora constituye su legado más esencial, muy relevante en esta hora crítica por la que atravesamos como país, y es también una lección imperecedera para que todos(as) como bolivianos(as), aprendamos a convivir en el marco del diálogo, la tolerancia, y el respeto por los derechos de todos(as), a fin de darle aliento a nuestra agonizante democracia, para que podamos construir esa sociedad más justa y democrática, cual es nuestro ideal común, y así logremos “transmitir a otras personas una percepción positiva del futuro democrático de Bolivia”, como nos diría Marcelo en sus propias palabras.