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La historia del Matador Mamani: Subí al ring a los 11 años

Matador Mamani contó sus experiencias al periódico digital Urgentebo, desde cuando se inició con los puños sobre el ring a los 11 años y aquella vez, que cuando tenía 13 ya participó en una competencia internacional.


Domingo 26 de Junio de 2016, 5:45pm






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Franklin Mamani (foto Página Siete)

La Paz, 26 de junio (Urgentebo).- Franklin Mamani es uno de los deportistas más importantes del país. El “Matador” lleva el box en la sangre y a sus 28 años ya peleó por el título mundial de su categoría, en Estados Unidos, donde fue derrotado. Pero no se amilana; por el contrario, Mamani pide apoyo para continuar.  

El Turning Stone Resort de Verona de New York fue el escenario en el que el Matador dio pelea al montegrino Dejan Zlaticanin el 11 de junio. Mamani es el primer boxeador boliviano en la historia en competir a nivel mundial.

Matador Mamani contó sus experiencias al periódico digital Urgentebo, desde cuando se inició con los puños sobre el ring a los 11 años y aquella vez, que cuando tenía 13 ya participó en una competencia internacional.

¿Cómo se dio la pelea por el título mundial?

Estaba preparándome para un encuentro en China. Sabía que tenía que pelear el montenegrino y un italiano, el número dos que, según entiendo, sufrió una lesión y no pudo dar pelea. Entonces, de acuerdo al reglamento del Consejo Mundial de Boxeo, el que debe pelear es el siguiente, el número tres del mundo. Pero el tercero, que era un norteamericano, dijo que no podía pelear por motivos de tiempo; llamaron al cuarto, un mexicano, y él también se excusó y entonces yo, como quinto, acepté.

¿Qué pasaba si no aceptabas la pelea?

Si no peleaba, me bajaban del ranking del Consejo Mundial del Boxeo.  Yo ocupaba el número cinco, pero ya me bajaron al décimo quinto, porque perdí esa pelea; entonces, me llamaron por medio de mi promotor que es Don King y le dijeron que si su boxeador estaba listo. Acepté la pelea y les dije: Para mí es un privilegio pelear con el mejor del mundo.

Me fui para Miami faltando tres días para la pelea, después a New York y en el Casino se dio la pelea. Estaba muy esperanzado, pero las cosas se dieron como se dieron y se debe seguir adelante.

¿Tuviste apoyo necesario de las autoridades?

No, las autoridades de turno nunca nos apoyaron, ni las autoridades del deporte. Es más, hemos sido discriminados por estos señores, pero aun así fuimos a pelear, fue algo verdaderamente histórico para Bolivia.

Es difícil ser boxeador, no es fácil. Uno va ganando puntos para subir en el ranking, pero cuando uno pierde, lo bajan. Esta es una carrera de toda la vida, no es de un rato, no es como una Copa América, un Mundial de Fútbol o el Dakar, esto es constante.

Lo malo que hay aquí en Bolivia es que nosotros tenemos que pagar por todo: a los medios para que nos den a conocer, tenemos que pagar para avisar que en tal fecha hay un evento deportivo, tenemos que pagar  al Ministerio de  Deportes. Al boxeo profesional no se lo apoya y esto es de conocimiento del ministro de Deportes, Tito Montaño.

¿Cómo se prepara?

Actualmente, tengo el grado de subteniente en la Policía y soy seguridad personal del comandante nacional de la Policía, Edgar Téllez. Me levanto a las 04.00 de lunes a sábado, voy a correr dos horas y media dependiendo del plan del trabajo, después llego a mi casa y trato de comer nutritivo, un desayuno en base a vitaminas, consumo mucha quinua, avena, maca, verduras, carne roja y blanca.

A las 11.00, salgo de mi trabajo y me voy a entrenar en el Coliseo Julio Borelli; luego, tomo jugos vitamínicos y almuerzo generalmente liviano y vuelvo al trabajo. A la salida de mi trabajo, desde las 19.00 hasta las 21.00, vuelvo a entrenar al gimnasio. Hago cuerda, pesas, bolsa o guanteo, depende del plan de trabajo.

¿Cómo nace esa afición por el boxeo?

El boxeo lo llevo en la sangre, mi papá fue boxeador desde 1955 hasta 1975. Fue campeón nacional y la falta del dinero le impidió que llegue más allá. Soy el menor de nueve hermanos, seis varones y tres mujeres. Tenemos una familia muy grande y entonces seguí en la afición.

Cuando era niño, ya me agarraba a golpes con muchachos, pero después me discipliné en el boxeo. A mis 11 años, subí por primera vez al ring y a los 13 participé en un torneo internacional de Chile. Saqué la medalla de bronce. A nivel amateur, tengo 37 peleas y participé en varios torneos mundiales en ese nivel.

Hace nueve años me hice boxeador profesional y tengo más de 150 peleas, saqué medallas internacionales y sigo con mucha hambre, quiero superarme y seguir escalando en este deporte.

¿Cuál es su estilo de boxeo?

Es como el mexicano; allá, en EEUU, nos dijeron eso: agresivo aguerrido y “zanjadores”, como decimos aquí, cuando uno entra directo a golpear, a romper al rival. Esta vez, me tocó chocar con un rival de muy alto nivel; en el boxeo es así: se pierde o se gana.

¿Cuál es tu sueño como boxeador?

Bueno, muy niño, cuando mi padre me regaló un guante de box, conocí a Mike Tyson. Yo veía las peleas de él y siempre quise ser como él. Conocerlo es uno de mis sueños y ser el campeón del mundo. He cumplido muchas metas, pero tengo que trabajar mucho más para cumplir mi sueño: ser el primer boliviano campeón del mundo.

¿Qué mensaje les das a las nuevas generaciones de boxeadores?

Que sean buenos deportistas, disciplinados y estudiosos, porque el estudio y el deporte van de la mano. Si yo como miembro de la Policía Boliviana pude llegar donde llegué, pelear un título mundial, todos podemos cumplir nuestras metas, nuestros sueños. ¡Tenemos que darle un nocaut al alcoholismo, al tabaco y las drogas!

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