Decía Pitágoras que debías mantener tu “boca cerrada” mientras tu corazón esté cerrado. La regla o recomendación es muy reveladora. Y lo es más en estos nuevos contextos donde el valor del relato corporativo y político es la diferencia entre generar empatía o antipatía en el electorado o en el consumidor. La razón es muy poderosa: La clave de todo, a juicio en Greenberg (asesor político norteamericano), es el relato, la narración. Aquella capacidad de conectar con las audiencias sobre la base de un relato fidedigno, real, cálido y, ahora, emocional antes que racional.
En el primer seminario de comunicación política (ComPol) que se llevó a acabo el anterior fin de semana en Santa Cruz, se hizo un especial énfasis en ese nuevo derrotero de la política y, mas propiamente tal, frente al empoderamiento de los nuevos actores en la arena política denominados outsiders (fuera del sistema), cuyos relatos son, de acuerdo a los expertos, mucho más potentes que los discursos tradicionales.
Pero quienes son estos outsiders. Para el experto español Antoni Gutiérrez Rubí, los primeros catalogados en este nuevo ecosistema político estarían los empresarios exitosos quienes destacarian por sus discursos de generación de bienestar y por un manejo eficiente en el manejo de recursos. La regla sería: el electorado está cansado de la política tradicional, del político tradicional y del discurso tradicional. Lo nuevo, lo exitoso, el aspiraciones, un nuevo modelo social a seguir, incluso un rol exitoso a copiar, estaría rompiendo el escenario político actual.
Otro segmento apolítico o forastero del habitual escenario político, a juicio del experto, serían, debido a un fortalecimiento de las nuevas plataformas religiosas , los evangelistas y cristianos cuyos pastores o líderes sectarios tendrían una profunda influencia en los electores y que, incluso, ellos mismos podrían llegar a ser potenciales candidatos a cargos públicos, incluso presidenciales.
Entonces, ya no habría izquierdas o derechas. De hecho, para el sociólogo y analista político, Norberto Bobbio, ya no se trata de ideologías extremas o de ultranza, sino de una reconceptualizacion más amplía sobre el nuevo escenario político. De una lectura mucho más amplia y menos radicalizada.
Por lo tanto, para Gutiérrez Rubí, el voto es un castigo y no un premio. Hay una disminución de la fidelidad de voto, de un incremento de la fragmentación y del surgimiento de escenarios cada vez más volátiles.
¿Cuál es la carta de navegación entonces?. Los expertos postulan la construcción de microrelatos. La narrativa cercana, aquella que conmueve pero fundamentalmente aquella que responde a las necesidades diarias del elector. Un candidato próximo, sencillo, creíble, no simple y menos simplón. Incluso algunos hablan además que debe tener una estética o buen gusto como personaje junto a su entorno familiar.
En comunicación corporativa, el relato de la marca y su búsqueda de finalización y crecimiento en el mercado resulta en un valor de intangibilidad muy valioso. La narrativa y el tono de la misma se constituye en un diferencial marcario.
Ahora si la identidad corporativa es baja o casi nula, su relato será débil y su ausencia en el mercado será evidente. En pocas palabras, frente a la complejidad del contexto actual, los mensajes claros y sencillos, tienen muchísimo más impacto que aquellos endulzados, desafectados del usuario o lejanos del votante. Hemos pasado, según los expertos, de los grandes enunciados a los hashtags.
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