La Paz, 30 de junio (Urgentebo).- Uruguay contra Cristiano Ronaldo. Una selección contra un líder. Un equipo forjado y crecido a la sombra del maestro Óscar Tabárez contra un futbolista que ha conseguido que Portugal crea que puede conquistar el Mundial. Llegó Uruguay a Rusia habiendo recuperado ese hilo invisible entre la tribuna y el campo que hace grande a una selección, el maestro Tabárez ha logrado que Uruguay recupere la estima de un país pequeño en población pero gigante en carácter.
Luis Suárez y Cavani, fieros y competitivos en el terreno de juego, miran con ternura a su seleccionador porque saben que él ha transformado a una generación que crecía con la exigencia de ganar como las viejas glorias del “Maracanazo” y que ha aprendido a disfrutar compitiendo.
Y es que no hay referencias de estas dos selecciones en las Copas del Mundo. Los charrúas lucen dos estrellas como campeones del mundo pero son en blanco y negro. Portugal quiere seguir la estela de la Roja: primero campeones de Europa, después campeones del mundo.
Portugal no tiene un plan, su único guión es dejar que Cristiano Ronaldo ordene el equipo para que él decida. Se ha aislado la selección lusa para que nada les distraiga de su objetivo. Ha querido Cristiano vivir el Mundial a todas horas, rodeado de ese ejército luso donde él es el General y donde sólo los señalados por él tienen mando. Se pasa los días con Ricardo Quaresma, un futbolista diferente, acostumbrado a deslumbrar con golazos imposibles, siempre protegido por Cristiano, que ve en él una parte de sí mismo.
Uruguay es todo lo contrario a Portugal. Tabárez le ha dado a esta selección un sentimiento de equipo, de solidaridad, con Godín como capitán espiritual y aguante de una virtud: la defensa central. Giménez vuelve al equipo después de que unas molestias musculares serias le dejaran fuera contra Rusia. No está totalmente recuperado físicamente pero anímicamente no puede fallar.
El Mundial de verdad empieza en Sochi para las dos selecciones. Cristiano Ronaldo necesita una estrella para ser considerado el mejor, para ponerle una guinda a una carrera espectacular sólo ensombrecida por la presencia del más grande: Leo Messi. Uruguay no tiene urgencias, ya no, sólo una generación que piensa que jugando como equipo pueden escribir su propia historia, parecida a aquella que en 1950 grabó en oro una página que nadie olvida: el Maracanazo
