El denominado Salar de Uyuni es, en cuanto paisaje, el protagonista indiscutible del “Rally” Dakar. No por nada fue elegido como una de las principales locaciones del episodio VIII de la Guerra de las Galaxias.
El problema es que, a la hora de presentarlo, autoridades, periodistas, organizadores, pilotos y público en general lo hacen con su nombre equivocado.
El verdadero nombre del inmenso mar blanco que está ubicado en el sudoeste del Departamento de Potosí es Tunupa, Thunupa o de Thunupa. Así se lo llamaba antes de la fundación de Uyuni y no existe norma o papel alguno que haya determinado el cambio de nombre que operó simplemente por asociación de ideas.
Se formó como consecuencia de inundaciones y desecamientos que ocurrieron durante millones de años. Grandes lagos que se formaron en lo que hoy es el altiplano boliviano se secaron y después volvieron a llenarse de agua y a secarse. Esos procesos, desarrollados en milenios, llegaron a formar hasta 11 lagos de los que los últimos fueron el Minchín y el Tauca.
El Lago Minchín comenzó a formarse hace 40.000 años e inundó el sur del altiplano hasta hace 25.000 años. Luego de que se secó, su lugar fue ocupado por el Tauca que se secó hace 10.000 años.
Al secarse el lago Tauca, se formó el salar tal como lo conocemos actualmente y el primer nombre que recibió fue el de Tunupa.
Su nombre está vinculado a una de las figuras principales de la mitología andina, Thunupa, quien, según Manuel Rigoberto Paredes, también recibía los nombres de Thunnupa, Tonapa, Tunapa y Taapac.
Existen muchas versiones sobre Thunupa, a quien se ubica en diferentes periodos, ya en los inicios de la creación, ya enfrentando al cruel Makuri o bien identificado con figuras cristianas como San Bartolomé o el propio Jesucristo. “A Thunnupa se le ha confundido con Huirakhocha, y aún con Pacha Achachi —prosigue Paredes—, sin embargo de ser tan distintas las leyendas que rodean a cada uno de estos personajes, y de ser completamente diferentes los mitos que representan, y la esfera de acción en que se desenvuelven”.
También hay varias leyendas sobre el origen del salar pero la más repetida señala que Thunupa era una deidad femenina de cuyos pechos manó leche formando el gran mar blanco que todos conocemos. Por tanto, su origen cultural está directamente vinculado a los de los pueblos andinos prehispánicos.
Cuando el Salar Tunupa ya señoreaba el altiplano, no existían Bolivia, la Audiencia de Charcas, el Kollasuyo ni Tiwanaku. Lógicamente, tampoco existía Uyuni.
Aunque su nombre tiene raíces aimaras y hubo asentamientos prehispánicos en el lugar donde fue establecida, la ciudad de Uyuni, hoy municipio de Uyuni, fue fundada muy entrada la República, el 11 de julio de 1889, durante la presidencia del potentado minero Aniceto Arce que estaba urgido de poner en funcionamiento una red de ferrocarriles para la exportación de minerales.
Por el auge económico que alcanzó en sus primeros años, se convirtió en la población civil más importante en las proximidades del gran salar. Por ello, la gente que no era del lugar, y conocía poco del original nombre de Tunupa, comenzó a llamarlo “Salar de Uyuni”.
Irónicamente, el salar no está en la jurisdicción de Uyuni, ni siquiera en la de la provincia Antonio Quijarro, de la que es capital. Un simple vistazo al mapa permite evidenciar que la mayor parte del Salar Tunupa está en la provincia Daniel Campos cuya capital es Llica.
Nombre equivocado provoca una cobertura equivocada. Así está el Dakar, desde hace cinco años, pero a nadie parece importarle.
(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.