Enero 25, 2025 -H-

Sobrevivir en la mina o proyectar al país hacia el desarrollo


Martes 17 de Octubre de 2023, 12:45pm






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La minería es una actividad, en esencia, insostenible. Al iniciar operaciones ya tiene fecha de caducidad. Esto porque los minerales son un recurso no renovable y los yacimientos se agotan. La minería debe desplazarse a otros espacios donde haya mineral. Para no dejar a su paso pueblos abandonados o fantasmas el excedente que genere esta actividad debe apalancar iniciativas alternativas que continúen vigentes más allá de la minería. 
Con el paso de los años y el desarrollo de la tecnología, muchas de las tareas mineras se han automatizado y las máquinas han sustituido a las personas. La minería moderna no genera muchos empleos. En nuestro país, entre las empresas públicas y privadas, aunque exporten la mayor cantidad de mineral comerciable, sólo emplean al 9% de las personas que trabajan en el sector. 


La productividad por actor es variada; mientras que un trabajador de COMIBOL genera 80 mil dólares al año y un cooperativista 25 mil; un trabajador de las empresas privadas, 384 mil dólares. Es decir, un trabajador de COMIBOL es tres veces más productivo que un cooperativista y uno de la empresa privada, 4 veces más que el de COMIBOL y casi 14 veces más que el cooperativista (a partir de datos del Dossier del Ministerio de Minería y Metalurgia). Estas diferencias son reflejo de la forma de administrar las organizaciones, de la tecnología utilizada, de la inversión y de los objetivos que se persiguen con la actividad minera. 
La minería no sólo genera empleos directos, impulsa la economía local de varias maneras. Hace unos años, unos investigadores (Ferrufino y Aróstegui) demostraron que la mitad de la economía de la ciudad de Potosí gira alrededor de la explotación del Cerro Rico. Por eso, pese al tiempo que viene siendo explotado, Potosí vive de este extraordinario yacimiento, patrimonio de la humanidad. Esto no significa que la mitad de los habitantes de la ciudad trabajan en el Cerro, sino que la actividad minera hace que se muevan muchos otros negocios, de transporte, de comida, de comunicación, de mantenimiento, de provisión de equipos y repuestos y de otros insumos que usa la minería.
¿Qué sería de la economía potosina sin la minería? Es casi imposible imaginar la vida en Potosí sin ligarla a la extracción de recursos minerales. Con ellos se podría hacer más que exportarlos directamente, para incrementar el efecto multiplicador. Potosí reúne todas las condiciones para sacar mayor provecho de tanta riqueza que se guarda en su subsuelo.
El año 2007, los trabajadores de la empresa minera Colquiri, no aceptaron que la empresa retorne a la COMIBOL, pidieron que la empresa privada que la administraba continuara en ese papel. El presidente del país, públicamente, expresó que Colquiri volvería a ser administrada por COMIBOL sólo cuando los trabajadores lo pidieran. 
Aparentemente, se sentían bien con sus ingresos, la estabilidad y el clima laboral, la seguridad y el trato que recibían en su trabajo. Esta decisión firme de los trabajadores provocó muchos comentarios; pero también reflexiones sobre lo que persigue una persona que presta sus servicios en minería para obtener una retribución que le permita vivir bien.


En esa época, la corporación estatal – igual que ahora – se debatía en una crisis y proyectaba una imagen poco atractiva; pero, el año 2012, la situación era diferente. Parecía que la COMIBOL se encaminaba a un futuro promisorio. En ese contexto, los trabajadores decidieron volver al seno de la empresa estatal. 
Las limitaciones del país para generar empleos de calidad, sostenibles y dignos en otros sectores de la economía impulsan a muchos jóvenes a dirigir sus miradas a la minería. El subsector que los acoge es el cooperativista. Los principios del cooperativismo son atractivos para generar autonomía y estabilidad. Se sabe lo sacrificado que es el trabajo minero artesanal; pero, ante la falta de alternativas, es una tabla de salvación a la que muchos se aferran con todo. 
Muchos cooperativistas jóvenes muestran el sacrificio de su trabajo; pero también las dificultades para encontrar otro; destacan, al mismo tiempo, la ilusión de encontrar un buen yacimiento que les abra las puertas a un enriquecimiento acelerado. Saben que, en la operación minera, tendrán muchas limitaciones porque ignoran técnicas y tecnología; pero están seguros de que las aprenderán mientras extraen el mineral. 
En las cooperativas hay muchas personas que, sin ser socias, operan en la mina; lamentablemente, no tienen seguro de salud, no les protegen las leyes laborales y no pueden organizarse en sindicatos para defender sus derechos colectivamente; pero tienen una fuente de ingresos. Según las normas, deberían convertirse en socios de la cooperativa; pero hay vacíos estructurales en la gestión de estas organizaciones que hacen que estas personas hayan tenido que resignar sus derechos para sobrevivir.
La minería moderna y de empresas no genera mucho empleo directo; pero sí indirecto, la minería artesanal es intensiva en mano de obra; pero las condiciones laborales son precarias. Si hubiera empleos alternativos y la cotización del oro no fuera tan elevada como ahora, es probable que miles de jóvenes que arriesgan sus vidas en las operaciones auríferas estarían en esos trabajos.

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