Diciembre 22, 2024 -H-

Un viejo dormido

Relatos frescos de amor, que se contraponen a la crudeza de la vida cotidiana.


Martes 25 de Julio de 2017, 10:45am






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Como cada noche desde hace un tiempo, el viejo se sentó en el escritorio de madera que ocupa la tercera parte de la habitación Nº 4 del Hotel Antea de Costa Blanca  y extrajo de su maletín una pluma y un bloque de papel.

Su mente inquieta tenía la historia perfecta, más se quedó inmóvil, con la mirada perdida enfocada en la tenue luz de la lámpara que alumbraba cálidamente su espacio de trabajo. Era acuciosamente preciso para elegir las palabras perfectas a tiempo de comenzar, de pronto, sus ojos parecieron volver de su letargo, se inclinó sutilmente y con delicadeza escribió: “Desde aquel día ya te esperaba...”

Volvió a mirar la lámpara por un instante y se recostó sobre la silla del escritorio, cerró los ojos y se quedó.

A la mañana siguiente, como cada día, la mujer del servicio entró a la habitación para hacer la limpieza. La luz del día entraba por entre las cortinas e iluminaba el rostro del escritor dormido, no quiso molestarlo y pensó en regresar luego de concluir con las demás habitaciones. Cuando al fin volvió observó que nada en la escena había cambiado. Por ello, decidió acercarse y pronto se dio cuenta que el viejo había partido.

En el escritorio quedó el bloque de papel con las primeras palabras de un relato que resultaron ser las últimas. La pluma,  más aprisionada que nunca en su mano derecha y el rostro apacible de un hombre, quien sobrevivió a todo sin hacerle daño a nadie. Pensó que tal vez, dondequiera que se encuentre escribirá con la misma pasión con la que relataba sus historias a los empleados del hotel. Relatos frescos de amor, que se contraponen a la crudeza de la vida cotidiana.

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