Diciembre 22, 2024 -H-

El otro valor de las monedas

El nombramiento de Potosí como “Vaticano de la Numismática” no solo es un reconocimiento al valor que tuvo su Casa de Moneda y la influencia de sus monedas en la economía mundial de la colonia y la temprana república sino una consigna.


Jueves 27 de Octubre de 2016, 9:00am






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Una moneda es una pieza metálica que se acepta como unidad de cuenta, medida de valor y medio de pago. Sirve para la compra de bienes y servicios pero con el transcurso del tiempo puede convertirse en un objeto cuyo valor sobrepase el nominal. Si se convierte en objeto de colección, su costo se multiplica.

La numismática no es solo el coleccionismo de monedas sino la ciencia que las estudia. Se ocupa de ellas desde sus orígenes hasta su conversión en piezas coleccionables, pasando por su historia, la de las cecas donde fueron acuñadas, las ciudades y países donde ocurrió ese proceso.

Como se ocupa de joyas, pues tales son las monedas coleccionables, la numismática es una ciencia cara y fascinante al mismo tiempo. Quienes se dedican a ella no se limitan a comprar monedas pues las estudian a fondo y, si es necesario, viajan hasta sus lugares de origen.

En el mundo existieron, y existen, varios establecimientos donde se acuña monedas. En la América colonial funcionaron siete pero tres fueron las más importantes: las de México, Lima y Potosí. Por la cantidad y calidad de la plata fundida y piezas acuñadas, la más valorada fue la Casa de Moneda de la Villa Imperial.

La producción de la Real Casa de Moneda de Potosí fue tal que llegó a convertirse en un producto estándar; es decir, sirvió como tipo, modelo, patrón o referencia. Las monedas potosinas circulaban en todo el mundo y eran aceptadas para la compra de bienes y servicios. Se las conocía genéricamente como “monedas españolas” pues también las peninsulares, mexicanas y limeñas corrieron la misma suerte. Empero, las más apreciadas eran las de Potosí por su alto contenido de plata. Circularon en Estados Unidos hasta 1857, cuando ese país empezó a imprimir sus billetes, pero, ante la incredulidad de la gente, tuvo que incluir en esos papeles las imágenes de las monedas potosinas para referir cuál era el valor nominal que tenían. Por eso se dice que en las monedas potosinas, y en su condición de divisa mundial en la colonia, está el origen del dólar.

Esa y otras muchas razones fueron determinantes para elegir a Potosí como sede de la primera Convención Internacional de Historiadores y Numismáticos que se realizó hasta el domingo y que concluyó con la aprobación de conclusiones y propuestas que son más importantes que el haber tenido, en esa ciudad, a expertos numismáticos de varios países.

Una propuesta, por ejemplo, es que los países que formaron parte del imperio español en el periodo colonial denuncien a España ante la Corte Internacional de Justicia, de La Haya, por haberse apropiado de los tesoros encontrados en el fondo del mar que, al haber pertenecido a la corona española, eran también propiedades de sus colonias.

El nombramiento de Potosí como “Vaticano de la Numismática” no solo es un reconocimiento al valor que tuvo su Casa de Moneda y la influencia de sus monedas en la economía mundial de la colonia y la temprana república sino una consigna. A partir de esa declaración, la Villa Imperial es el destino principal de los numismáticos que, como se ha dicho, invierten importantes cantidades de dinero no solo en enriquecer sus colecciones de monedas sino para viajar a sus lugares de origen.

Este nuevo título atraerá a Potosí a un segmento turístico de primer nivel, el de los numismáticos, que no solo visitará la Villa Imperial para conocer la Casa de Moneda sino que, con suerte, se quedará un poco más de lo normal a estudiar su archivo.

Es de esperar que los paros y huelgas no los espanten.

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

 

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