El siglo XX fue el tiempo del debate teórico y práctico sobre los sistemas económicos de la modernidad. Durante el siglo XIX había hecho su aparición el pensamiento marxista con su hipótesis de que necesariamente venía un sistema económico diferente y superior al denostado capitalismo como consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas lo que llevaría a la construcción de la sociedad comunista, “a cada cual según sus necesidades, de cada cual según su capacidad”.
La primera mitad del siglo XX fue mundialmente catastrófico y sangriento: dos guerras mundiales; dos grandes revoluciones: la rusa y la china. Estos acontecimientos fueron esencialmente políticos con consecuencias económicas negativas.
Más tarde surgieron otras revoluciones socialistas en países africanos y en América Latina (Cuba). Estos hechos apuntalaban a la construcción de un nuevo sistema alternativo al capitalismo, que nunca se concretó. Pero un tercio de la humanidad se vio embarcada en esta aventura.
El Premio Nobel de Economía Paul Samuelson (1915-2009) conocido por su prestigioso libro sobre Economía, cuya primera edición corresponde al año 1948, y que en sus primeras ediciones se denomina Curso de Economía Moderna, introdujo en la novena edición, de manera crítica, el pensamiento económico marxista.
Al referirse a la URSS, que daba señales -según el mismo Samuelson- de un rápido crecimiento económico que a la postre parecía que superaría a Estados Unidos, advierte que su libro no abarcaba el análisis del sistema económico soviético, dando a entender que pudiese existir.
Esta aclaración seguramente respondió al hecho de que se suponía que se estaba creando otro sistema económico bajo la inspiración de los planteamientos de Marx, pero como había muy poca información de lo que realmente sucedía en el mundo soviético, Samuelson prefirió abstenerse de pronunciarse sobre lo que sucedía en esa sociedad.
Posteriormente, se supo que lo que se había creado en la ex URSS y en otros países denominados socialistas es lo que lo se suele denominar capitalismo de estado o economía muy autoritaria, aspecto que sale a luz el año 1992, cuando se produce el quiebre de esa unión de estados, que había sido la URSS, junto a una crisis política y económica terminal.
La décimoséptima edición de libro de Samuelson se titula sólo Economía (2002), que es escrito en colaboración del economista Nordhaus, donde se incorpora los avances de la ciencia económica. En esta edición se destaca que hay dos extremos, cuando se habla de sistemas económicos. Por un lado, en la mayoría de los países democráticos los asuntos económicos se resuelven en los mercados. Por esta razón se los denominan economías de mercado. De otro lado hay también países en que los gobiernos toman las decisiones económicas fundamentales, situación por la que pueden recibir el calificativo de economías autoritarias, siendo un ejemplo extremo de esto lo que aconteció en la URSS.
Samuelson concluye que, hoy, ninguna sociedad puede ser catalogada en uno de los dos sistemas al cien por ciento porque realmente lo que existe son las economías mixtas. Su diferenciación al interior estaría en consonancia con el grado de intervención estatal. A mayor intervención estatal la economía se encaminaría a ser calificada de autoritaria y viceversa, a menor intervención sería calificada de economía de mercado.
Hay que considerar que la Gran Depresión Económica de los años 30, del siglo recién pasado, trajo como consecuencia una destacada intervención del Estado sobre la economía en el mundo occidental, con el propósito de superar esa difícil situación económica, a diferencia de lo acaecido en el siglo anterior, donde las decisiones económicas tenían poca influencia gubernamental.
Pero el intervencionismo estatal se ha incrementado durante todo el siglo XX y hasta nuestros días, lo que se confirma viendo los incrementos en la presión tributaria, el gasto público y el endeudamiento de los países. Esto vio Samuelson, por lo que él pasa a denominar economía mixta como el sistema dominante en la mayoría de las naciones.
Lo que es evidente es que en todo tiempo un actor importante en la actividad económica lo es el gobierno por medio de la creación de dinero, de los impuestos y del gasto público. Es un importante actor en cuanto a lo que se refiere la infraestructura física, que toda sociedad requiere. Estos roles están presentes en una economía de mercado.
La Paz abril de 2017
*Profesor emérito de la UMSA y expresidente del Banco Central de Bolivia